Dirección: Klaus Härö
Guion: Klaus Härö, Jimmy Karlsson (basado en el libro de Rony Smolar)
Reparto: Ville Vitarne, Kari Hietalahti, Rony Herman como Georg Kollmann, Naemi Latzer, Nina Hukkinen, Hannu‑Pekka Björkman, Carl‑Kristian Rundman, Satu Tuuli Karhu,Rain Tolk, Ruben Tolk, Peter Kanerva, Tomi Salmela, Lukas Walcher, Alexander Jagsch, Jouko Puolanto.
Música: Matti Bye
Fotografía: Robert Nordström
Montaje: Tambet Tasuja
Vestuario: Eugen Tamberg
Producción: Ilkka Matila para Matila Röhr Productions (MRP), con Taska Film, Hobab, Penned Pictures, Samsara Filmproduktion y otros socios
Distribuidora: Surtsey Films
Año: 2024
Título Original: Ei koskaan yksin
Estreno En España: 08/08/25
Género: Drama, Histórico
Duración: 78 Minutos
ARGUMENTO
Helsinki, 1942. Mientras Finlandia mantiene una peligrosa alianza con la Alemania nazi, un solo hombre se enfrenta al sistema. Abraham Stiller, un empresario judío, arriesga su vida para impedir que los servicios de seguridad finlandeses entreguen en secreto a refugiados judíos a la Gestapo.
CRÍTICA
Hay películas que llegan de puntillas, sin hacer ruido, sin artificio ni campaña mediática apabullante, pero que merecen ser vistas, comentadas y, sobre todo, recordadas. Never Alone (Nunca más), lo nuevo del finlandés Klaus Härö, pertenece a ese tipo de cine que nos devuelve a la memoria sucesos ocultos en los márgenes de los libros de historia. Y lo hace con la serenidad del buen relato y la contundencia del que tiene algo que decir.
El film nos traslada a la Finlandia de 1942, un país que en plena guerra mundial se debatía entre el pragmatismo político y la complicidad con el horror nazi. En ese contexto tan gris y turbio, surge la figura real de Abraham Stiller, un empresario judío que se atrevió a levantar la voz, a enfrentarse al sistema cuando descubrió que su gobierno estaba a punto de deportar refugiados judíos a la Alemania de Hitler. Lo que hace tan valiosa esta historia es, precisamente, que nunca ha tenido el espacio que merece ni en el cine ni en la memoria colectiva. Y Klaus Härö lo sabe. Su cámara se mueve con respeto y sentido de la justicia histórica..
Stiller no es un héroe en mayúsculas, sino un hombre corriente empujado por la conciencia. Y ahí, en ese retrato de la ética enfrentada al poder, es donde la película brilla con más fuerza. También se agradece que Härö no se quede sólo en la recreación histórica, sino que expanda el foco para hablar del racismo, de la inmigración, de esa intolerancia estructural que no entiende de épocas. El mensaje resuena como un eco incómodo: no importa el año, la amenaza sigue latente si bajamos la guardia
Ahora bien, Never Alone no es una obra perfecta. Su mayor lastre está en lo que no se cuenta. Sus escasos 78 minutos hacen que algunos personajes y subtramas queden apenas esbozados, como si el montaje hubiese podado donde no debía. También chirría el uso reiterativo de la música, que en más de una ocasión se entromete para forzar la emoción, para llevarnos de la mano hacia el llanto. Y eso, en un relato con tanto peso, no era necesario. La historia habla por sí sola; no necesita empujones sentimentales
A pesar de estos excesos, lo que queda es una película valiente, didáctica y oportuna. Un filme que no
pretende sermonear pero que deja huella. Klaus Härö firma aquí su trabajo más comprometido, demostrando que el cine aún tiene un lugar para hablar de memoria, de dignidad y de resistencia.
Never Alone no es solo una buena película. Es una necesaria. Porque si no aprendemos del pasado, corremos el riesgo de revivirlo. Y, como dice su título, tal vez nunca estemos del todo solos… pero eso no significa que estemos siempre del lado correcto.
NOTA 7/10
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