sábado, 30 de agosto de 2025

HOMBRE LOBO

Director: Leigh Whannell
Guion: Leigh Whannell, Corbett Tuck, Rebecca Angelo, Lauren Schuker Blum.
Reparto: Christopher Abbott, Julia Garner, Matilda Firth,Sam Jaeger
Benedict Hardie, Ben Prendergast, Zac Chandler, Milo Cawthorne, Beatriz Romilly
Música: Benjamin Wallfisch.
Fotografía: Stefan Duscio
Montaje: Andy Canny
Producción: Ruby Mathers
Vestuario: Sarah Voon
Distribuidora: Universal 
Año: 2025.
Título Original: Wolf Man
Estreno En España: 17/01/25 rn cines y 25/08/25 en plataformas Movistar Plus y SkyShowtime 
Género: Terror,  Thriller 
Duración: 103 Minutos 

ARGUMENTO 
Blake es un hombre casado y padre de familia residente en San Francisco que hereda la remota casa donde creció en una zona rural de Oregón tras la desaparición de su propio padre, dado por muerto. En plena crisis de pareja con su enérgica esposa Charlotte, Blake la convence para tomarse un descanso de la gran ciudad y visitar la propiedad con su hija Ginger. Todo se tuerce cuando, de camino a la granja y en plena noche, la familia sufre el brutal ataque de un animal al que no consiguen ver y, en un intento desesperado por huir, se atrincheran dentro de la casa mientras la criatura merodea por la zona. Pero, con el paso de las horas, Blake comienza a comportarse de un modo extraño y a convertirse en algo irreconocible

CRÍTICA 
Hay películas que parecen condenadas a repetir fórmulas conocidas, a moverse por el terreno de lo seguro y lo ya visto, sobre todo cuando hablamos de mitos clásicos como el del hombre lobo. Sin embargo, Leigh Whannell consigue algo que parecía impensable: devolverle frescura a un monstruo que tantas veces había quedado atrapado en su propio tópico. Hombre Lobo no es una simple historia de colmillos, lunas llenas y maldiciones, es un relato mucho más humano, un drama íntimo disfrazado de terror que sabe tensar la pantalla con una habilidad envidiable

Desde su arranque, la película apuesta por un tono inquietante, incómodo, en el que el espectador se siente siempre observado, como si algo acechara desde fuera del plano. Esa sensación es uno de los mayores logros de Whannell: no necesita recurrir a sobresaltos gratuitos ni a un despliegue excesivo de efectos digitales, porque la tensión nace de la atmósfera, de los silencios, de esa violencia contenida que nunca sabes cuándo estallará.

Christopher Abbott sostiene con enorme solvencia el peso de la historia. Su Blake Lovell es un personaje fracturado, arrastrado por sus propios demonios, y lo que en cualquier otra película sería simple excusa para la metamorfosis aquí se convierte en un doloroso retrato de un hombre que intenta no perder lo poco que le queda de sí mismo. Frente a él, Julia Garner aporta una réplica cargada de humanidad y emoción, evitando que la película se encierre en un ejercicio de estilo y dotando al relato de una calidez inesperada.

Lo interesante es que Hombre Lobo huye de la tentación de caer en lo fácil. No es un festival de vísceras ni una sucesión de sustos mecánicos. Whannell prefiere moverse en un terreno más arriesgado: el del drama personal, el de la culpa y el miedo a herir a quienes más quieres. Ahí es donde la película encuentra su verdadero motor, y es también donde logra diferenciarse de tantas otras propuestas que se quedan en lo superficial.
Es cierto que no estamos ante una obra maestra. Hay momentos en los que se nota que la trama se estira más de la cuenta y la sensación de déjà vu aparece inevitablemente. Pero también hay que reconocer que se ve con una solidez que muchos títulos de género ya quisieran: la fotografía de Stefan Duscio refuerza ese tono sombrío y opresivo, la música de Benjamin Wallfisch acompaña con precisión quirúrgica y el montaje sabe cuándo acelerar y cuándo dejar respirar la narración.

Al final, Hombre Lobo es una película que se disfruta por lo que tiene de clásico y por lo que arriesga en su mirada contemporánea. Whannell entrega un film que asusta, emociona y sobre todo respeta al espectador, que siente que detrás de cada decisión hay intención y cuidado. Sin reinventar el género, consigue revitalizarlo con una personalidad propia. Y eso, en tiempos de fórmulas prefabricadas, es ya un triunfo.

NOTA 7/10








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