martes, 18 de noviembre de 2025

LA PRINCESA ORGULLOSA

Dirección: Radek Beran,David Lisý. 
Guion: Radek Beran; Henryk Bloch; Oldřich Kautský; (adaptación  basada en el cuento clásico) 
Reparto: Animación  Voces Marek Lambora,Anna Fialová,Aleš
 Procházka,Zbyšek Pantůček
Fotografía: Animación 
Música: Ondřej Brzobohatý.
Montaje: Emil Pawinger, Zdeněk Urban 
Distribuidora Vercine 
Año::2024
Titulo Original: Pysná princezna
Estreno En España: 07/11/25
Género: Animación,  Aventuras. Duración 84 Minutos 

ARGUMENTO 
Ha llegado el momento de que el joven y apuesto rey Benjamín encuentre esposa. Cuando le presentan el retrato de la bella princesa Carolina, queda tan encantado que a cambio le envía su retrato, pero la mimada y orgullosa princesa Carolina lo rechaza. El rey Benjamín decide seducirla y, disfrazado de jardinero, consigue trabajar en su castillo. Allí descubre que la princesa antes había sido feliz y amable con todos y, con la ayuda de la música y las flores, Carolina se enamora de él. Cuando sus consejeros traman un matrimonio que ellos controlen, Carolina y Benjamín huyen juntos. En su huida afrontarán numerosos obstáculos que pondrán a prueba su amor y valentía, hasta que la verdad y el afecto prevalecen.

CRÍTICA 
En tiempos donde la animación intenta seducir por igual a pequeños y adultos, La princesa orgullosa se entrega sin disimulo a su público más agradecido: los niños. Y ahí, precisamente, es donde encuentra su mayor virtud y su mayor limitación. Para los más jóvenes de la casa, el filme funciona como un cuento clásico reconfortante, lleno de colores vivos, moralejas de manual y un humor amable que no ofende a nadie. Para los adultos, en cambio, la cosa cambia: el ritmo irregular y la acumulación de canciones —que lejos de enriquecer, rompen la narración más veces de las deseadas— pueden convertir la eperiencia en un ejercicio de paciencia.

La historia, basada en un célebre cuento checo, nos presenta a una princesa caprichosa que ha olvidado aquello que realmente importa. Su encuentro con un joven jardinero —que en realidad es un rey disfrazado— pone en marcha ese viaje emocional en el que la soberbia se enfrenta a la amistad, a las apariencias y a esa idea tan clásica como efectiva de que solo se ve bien con el corazón, un mensaje que los niños captan de inmediato. Cuando el filme se centra en esa transformación interior de la protagonista, demuestra que la sencillez puede ser su mejor arma.
Sin embargo, el problema de La princesa orgullosa es que se conforma con ser correcta, sin buscar nunca ese toque de chispa o personalidad que otras propuestas europeas sí han encontrado. 

Técnicamente luce bien, con un diseño artístico agradable y una animación que, sin ser puntera, cumple con solvencia. Pero cada vez que aparece una canción —añadida para hacer más digerible el relato, imagino— la película se detiene, se frena, se dispersa. Y ahí es donde el público adulto desconecta inevitablemente.

Entre lo más interesante del rodaje destaca una anécdota curiosa: parte del equipo de animación utilizó escenarios y decorados reales en miniatura, integrados posteriormente con modelos digitales, una práctica que los directores Radek Beran y David Lisy recuperaron como homenaje al cine artesanal checo. Un detalle encantador… que, por desgracia, pasa desapercibido en un filme que nunca se atreve a alzar la voz por encima de lo convencional.

En definitiva, una película amable, bienintencionada y perfecta para los pequeños, que encontrarán en ella valores tan necesarios como la empatía, la amistad y la importancia de mirar más allá de las apariencias. Los adultos, sin embargo, probablemente miren el reloj más de una vez. Y es una lástima, porque con un poco más de ambición La princesa orgullosa podría haber sido algo más que un cuento bonito para pasar la tarde.
Correcta, simpática y sin más pretensión que la de entretener a su público infantil. A veces, eso es suficiente… y otras, uno se queda con ganas de algo más.

NOTA 5/10




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