Dirección: Park Hoon-jung.
Guion: Park Hoon-jung.
Reparto: Park Hae-soo,Lee Sin-young,Austin,Lin,Park Yu-rim,Kim Myung-min,Wang Bo-Chieh,Edison Wang
Fotografía: Kim Young-ho
Montaje:Jang Jae-won.
Distribuidora: Sin Distribuidora en España
Año: 2025.
Título Original: Tristes Tropiques
Estreno En España 16/10/25 estreno en el Festival de Sitges
Género: Drama, Acción
Duración: 118 Minutos
ARGUMENTO
“Un grupo de jóvenes asesinos, afiliados a la organización ‘Tristes Tropiques’ y especialistas en la guerra en la jungla, han sido entrenados por ‘El Maestro’, el soberano absoluto de la selva tropical. Tras un incidente que sacude su propia existencia, los miembros luchan contra la desconfianza mutua mientras juran ejecutar una sangrienta venganza.
CRÍTICA.
El Festival de Sitges siempre reserva alguna de esas películas envueltas en un halo de expectación desmedida, títulos que llegan precedidos por rumores, imágenes impactantes y el eterno mantra del “nuevo gran golpe del cine asiático”. Tristes Tropiques, lo último de Park Hoon-jung, fue uno de esos estrenos mundiales llamados a sacudir la programación. Y como suele ocurrir cuando las expectativas alcanzan cotas tan altas, la división posterior fue inmediata. Buena parte del público —entre los que me incluyo— no terminó de entrar en su propuesta, tan ambiciosa como confusa, tan intensa como irregular.
La película parte de una premisa potente: un grupo de jóvenes asesinos entrenados por el enigmático “Maestro” en lo más profundo de la selva, moldeados para la guerra, la supervivencia y la obediencia absoluta. Tras un incidente que revienta la estabilidad de ese microcosmos, comienzan a desconfiar unos de otros, jurando una venganza que se derrama como la humedad de la propia jungla. Sobre el papel, la mezcla de violencia ritual, paranoia interna y drama existencial no tiene mala pinta. El problema es que
Park Hoon-jung parece no tener claro el camino a seguir.
Por momentos intenta adentrarse en la acción pura y dura, con estallidos de violencia milimetrada que recuerdan al mejor thriller surcoreano. Pero acto seguido se desvía hacia episodios casi místicos, imágenes simbólicas y una solemnidad que ralentiza el relato hasta convertirlo en un terreno pantanoso. Un quiero y no puedo que se acentúa con su dilatada duración, que termina por lastrar una historia que habría respirado mejor en un metraje más ajustado. El resultado es una combinación de pulsiones que no terminan de encajar, como si la película quisiera ser muchas cosas… sin decidirse realmente por ninguna.
Eso no significa que Tristes Tropiques carezca de virtudes. La fotografía de Kim Young-ho es sencillamente espectacular, capturando la selva como un organismo vivo, amenazante, sensorial. Y el reparto, encabezado por Park Hae-soo y Lee Sin-young, responde con intensidad, incluso en los momentos en los que la narración se pierde entre capas de simbolismo y giros no del todo justificados
Como curiosidad del rodaje, buena parte de las secuencias selváticas se filmaron en localizaciones naturales extremadamente húmedas donde el equipo técnico debía proteger las cámaras con láminas de resina improvisadas. De hecho, una anécdota repetida en la promoción del filme cuenta que varios días de grabación terminaron con el equipo literalmente retirando sanguijuelas de sus botas antes de volver al hotel. Un rodaje duro, acorde al tono físico y abrasivo que la película intenta transmitir.
En definitiva, Tristes Tropiques es una obra ambiciosa, visualmente poderosa, pero narrativamente irregular. Una película que, pese a su fuerza estética, se diluye en una trama demasiado enrevesada y un pulso indeciso. Un título que ni mucho menos desmerece su presencia en Sitges… pero que tampoco consigue ser la película que muchos esperaban. A veces, incluso en la selva, la brújula apunta en demasiadas direcciones.
NOTA 4,5/10
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