Dirección: Mehmet Akif Büyükatalay
Guion: Mehmet Akif Büyükatalay
Reparto; Mehdi Meskar, Serkan Kaya, Nicolette Krebitz Aziz Çapkurt, Nazmi Kırık, Tony Attaallah, Lola Klamroth
Música: Marvin Miller
Fotografía: Christian Kochmann
Montaje: Denys Darahan,Andreas Menn
Producción: Mayte Hellenthal
Vestuario: Marisa Lattmann
Sonido: Steffen Pfauth, Henning Hein
Productores: Mehmet Akif Büyükatalay,Claus Herzog‑Reichel
Distribuidora: Filmin
Año: 2025
Título Origina: Hysteria
Estreno En España: 04/08/25
Género: Drama, Thriller
Duración; 104 Minutos
ARGUMENTO
Elif, una joven estudiante de origen migrante, consigue una codiciada beca en una prestigiosa academia artística alemana. Durante su residencia, empieza a colaborar con Yiğit, un reconocido director de cine que prepara una nueva película inspirada en una tragedia reciente relacionada con un atentado terrorista.
Sin embargo, a medida que avanza el proyecto, Elif se da cuenta de que la narrativa del filme está distorsionada, cargada de prejuicios y sospechosamente manipulada para criminalizar a ciertas comunidades.
CRÍTICA
Hay películas que arrancan con una propuesta sólida, bien encauzada, con una dirección clara que hace pensar que estamos ante una obra valiente, con vocación de denuncia y con un discurso potente que puede abrir debate. Hysteria, la nueva película del director Mehmet Akif Büyükatalay —tras su aplaudido debut con Oray— pertenece, por desgracia, a esa categoría que promete más de lo que finalmente entrega.
La cinta nos presenta a Elif, una joven becaria que se incorpora a una prestigiosa academia cine en Alemania y que pronto se ve inmersa en el rodaje de una película dirigida por un aclamado cineasta. Lo que en principio debería ser una oportunidad profesional se transforma en una auténtica pesadilla cuando Elif empieza a notar que el proyecto que están filmando oculta una visión tergiversada de los hechos. El guion que ella ha llegado a admirar se convierte en una herramienta para criminalizar a las minorías, y lo que parecía una ficción comprometida pronto muestra su cara más hipócrita
El arranque de Hysteria es realmente prometedor: ambigüedad moral, tensión sutil, una puesta en escena sobria y unos personajes bien definidos que hacen pensar que vamos a asistir a una disección incómoda de los mecanismos de poder en el arte, del racismo institucionalizado y del blanqueamiento cultural. Pero lo que empieza como una bomba de relojería, poco a poco se va desinflando. La tensión se disuelve en largos pasajes discursivos que no terminan de impactar, y la prometida confrontación entre verdad y representación queda en terreno de nadie.
Büyükatalay intenta hablar de muchas cosas: identidad, memoria, manipulación mediática, ética artística… Pero da la impresión de que el miedo a incomodar de verdad le impide llevar sus tesis hasta las últimas consecuencias. Hay ideas poderosas, sin duda. Hay momentos —muy concretos— en los que se atisba una película incómoda, valiente, incluso necesaria. Pero son destellos aislados en un conjunto que acaba resultando más desesperante que provocador.
Y es que Hysteria, en su necesidad de hacerse notar, cae a menudo en la provocación vacía, en un discurso que no siempre está a la altura del tema que pretende denunciar. La crítica al sistema es evidente, pero también lo es cierta puesta en escena impostada, como si el director necesitara subrayar constantemente lo conflictivo para asegurarse de que el espectador no se despiste. El resultado es una película que se mueve en el filo de la contradicción: denuncia, sí, pero también se convierte en víctima de su propio artificio. Porque no todo vale para provocar, ni todo vale para "hacerse notar"
Técnicamente, Hysteria cumple con solvencia: una fotografía cuidada, una banda sonora que acompaña sin alardes, y un reparto que responde con solidez, especialmente Devrim Lingnau, que encarna a Elif con contención y dignidad. Sin embargo, ni siquiera ese compromiso actoral logra insuflar vida a un relato que se va diluyendo a medida que avanza..
En definitiva, Hysteria es una película que parte de una premisa atractiva y con una voluntad loable de denuncia, pero que se queda a medio camino. Le falta valentía, le sobra contención, y acaba dejando una sensación de oportunidad perdida. Una cinta que quería levantar la voz, pero que termina hablando con eco.
NOTA 6/10
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