lunes, 22 de septiembre de 2025

UN BARCO EN EL JARDÍN

Dirección:Jean-François Laguionie 
Guion Anik Le Ray,Jean-François Laguionie
Reparto: Animación 
Dirección artística Pascal Gérard 
Música: Pascal Le Pennec 
Fotografía: Animación 
Montaje: Aurélien Antezac 
Distribuidora; Pack Magic
Año; 2024
Título Original; Un barco en el jardín
Estreno En España; 26/09/25
Género: Animación,  Familiar 
Duración; 77 Minutos. 
ARGUMENTO 
Entre sus sueños de aventuras y una mirada tierna hacia sus padres, el joven François pasa de la infancia a la edad adulta.
A principios de los años 50, en el jardín familiar junto al río Marne, Pierre comienza la construcción de la réplica del Spray, barco legendario con el que Joshua Slocum completó la vuelta al mundo en solitario haciéndose famoso en 1895. Se embarcan en esta aventura su mujer Geneviève y su hijo François, que acaba de cumplir 11 años, y siente pasión por este proyecto y por la figura referente de Slocum, símbolo de libertad

CRÍTICA 
Jean-François Laguionie, uno de los grandes nombres de la animación francesa, nos regala en Un barco en el jardín un filme destinado a los más jóvenes, pero que los adultos disfrutarán con igual o mayor intensidad. Lo que en apariencia podría parecer una fábula sencilla sobre un niño y sus sueños, pronto se convierte en una propuesta curiosa y sorprendentemente profunda sobre la familia, las obsesiones y el modo en que los afectos se entrelazan con los proyectos compartidos.

La historia nos sitúa en los años cincuenta, cuando Pierre decide levantar en el jardín familiar una réplica del Spray, el velero legendario con el que Joshua Slocum dio la vuelta al mundo en solitario a finales del XIX. Su mujer Geneviève y su hijo François, un niño de once años que sueña con aventuras marítimas, se ven arrastrados a esta empresa que marcará el día a día de la familia. Lo que comienza como la obsesión del padre termina convirtiéndose en un proyecto común que transforma su manera de relacionarse. Laguionie utiliza el barco como metáfora de los sueños colectivos y de la forma en que cada miembro de la familia proyecta en él sus deseos, temores y anhelos de libertad.

Lo interesante de Un barco en el jardín es que nunca se queda en el puro relato iniciático. Con un trazo de animación cálido y nostálgico, el director consigue capturar ese tránsito de la infancia a la edad adulta, pero sin renunciar a interpelar al espectador adulto, que ve en la historia ecos de sus propias memorias familiares. Es cine que se abre paso por dos vías: la aventura soñada por el niño y el retrato intimista de una familia que se construye —y a veces se resquebraja— alrededor de un ideal.

Como anécdota, Laguionie confesó en entrevistas que él mismo había soñado en su niñez con construir un barco en el patio de casa, pero que nunca pudo hacerlo. Este recuerdo personal fue el germen de la película, y quizá por eso la cinta desprende esa autenticidad que conecta de inmediato con la memoria de quienes alguna vez levantaron castillos imposibles en su infancia.

En definitiva, Un barco en el jardín es un canto a la imaginación, a la familia y al poder de los proyectos compartidos. Una película de animación que, sin grandes artificios, consigue emocionar y recordarnos que los sueños —aunque se queden varados en un jardín— pueden marcar toda una vida.

NOTA 6/10




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