jueves, 2 de octubre de 2025

LA DIVINA SARAH BERNHARDT

Dirección: Guillaume Nicloux 
Guio: Nathalie Leuthrea,Guillaume Nicloux 
Reparto: Sandrine Kiberlain, Laurent Lafitte,Amira Casar,Pauline Étienne,Mathilde Ollivier,Laurent Stocker,Grégoire Leprince-Ringuet,Clément Hervieu-Léger,Sébastien Pouderoux,Arthur Mazet,Arthur Igual.
Fotografía Yves Cape 
Montaje: Guy Lecorm,  Karine Prido
Música Reynaldo Hahn
Vestuario Anaïs Romand 
Sonido Olivier Dô Hûu
Distribuidora: Vercine 
Año 2024
Título Original;Sarah Bernhardt, la divine
Estreno En España: 03/10/25
Género: Drama,  Biopic 
Duración: 98 Minutos 

ARGUMENTO 
“La Divina Sarah Bernhardt narra la historia de una mujer que vivió múltiples vidas, donde el amor y el teatro importaban más que nada. La personalidad de Sarah, su genio artístico, sus amoríos y los acontecimientos que marcaron su vida fueron ricos y consistentemente extraordinarios. No sólo fue una actriz inmensamente trágica con un magnetismo poco común, sino también una mujer adelantada a su tiempo. Libre y decidida, expresó audazmente sus puntos de vista políticos y feministas, a menudo en contra de la opinión de la mayoría

CRÍTICA 
Guillaume Nicloux afronta con La Divina Sarah Bernhardt un biopic nada convencional sobre una de las actrices más magnéticas de la historia del teatro, pero lo hace desde una perspectiva que, si bien parecía prometedora, acaba derivando en un filme tan irregular como deslavazado. La sinopsis ya apuntaba a un retrato entre leyenda y fantasía: “En París hacia 1915, Sarah Bernhardt es retratada como la primera estrella mundial: libre, moderna, excéntrica, visionaria. Entre la historia y la fábula se dibuja la historia de amor que marcó su vida”. Sobre el papel, una propuesta tan sugerente como arriesgada.

Lo cierto es que la película encuentra en Sandrine Kiberlain a la intérprete idónea para dar vida a la “Divina”. Su presencia es magnética, sus gestos precisos, su voz modulada con la elegancia que requiere un personaje tan colosal. Y sin embargo, todo lo que rodea a la actriz no consigue estar a su altura. Nicloux parece más preocupado por construir estampas visuales —ciertamente bellas en ocasiones gracias a la fotografía de Yves Cape— que por dotar de consistencia dramática a un relato que se dispersa entre saltos temporales y escenas que apenas aportan interés.

La narración, que pretende huir del biopic clásico, se convierte así en un constante desconcierto para el espectador. Lo que podría ser innovador se transforma en una sucesión de episodios deslavazados, donde la emoción brilla por su ausencia y el ritmo se vuelve tan moroso que resulta difícil mantener la atención. El resultado es una obra alargada, aburrida, incapaz de mantener el pulso narrativo que un personaje de la talla de Bernhardt merecía.

Conviene recordar que el rodaje no estuvo exento de polémica: Kiberlain confesó en varias entrevistas que interpretar a Bernhardt fue uno de los retos más exigentes de su carrera, no solo por la carga emocional sino por la exigencia física de recrear escenas de una mujer que, a pesar de su deterioro físico —no olvidemos su famosa amputación de pierna—, nunca renunció a los escenarios. Esa entrega de la actriz contrasta con la tibieza de un guion que no logra canalizar el torrente vital que fue Sarah.

En definitiva, La Divina Sarah Bernhardt se queda a medio camino entre el homenaje y el experimento formal. Una protagonista brillante que se ahoga en una película que pocas veces logra estar a su altura. Lástima, porque de haber encontrado un mejor equilibrio narrativo podríamos estar hablando de una obra a la altura de la leyenda que pretendía retratar.

NOTA 4/10


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