Dirección: Lukasz Konopa, Emil Langballe
Guion: Lukasz Konopa, Emil Langballe
Reparto: Documental
Música: Markust Aust
Montaje: Andreas Bøggild Monies
Fotografía: Henrik Bohn Ipsen
Producción: Final Cut for Real, Gebrueder Beetz Filmproduktion
Distribuidora: Cine Global
Año: 2023.
Título Original: Theatre of Violence
Estreno En España: 25/07/25 en plataformas Filmin dentro del AMFF
Género: Documental, Drama
Duración: 104 Minutos
ARGUMENTO
Cuando tenía nueve años, Dominic Ongwen fue secuestrado y reclutado por el ejército de niños soldado de Joseph Kony. Unos 30 años después, es el primer niño soldado acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional (CPI)
CRÍTICA
El teatro de la violencia no es solo un documental, es una herida abierta que sangra a cámara lenta, recordándonos que la historia africana, tan frecuentemente simplificada o ignorada por Occidente, está hecha de contradicciones, dolor y dilemas morales que escapan a cualquier lógica maniquea. Lukasz Konopa y Emil Langballe se adentran con pulso firme en el proceso judicial contra Dominic Ongwen, excomandante del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), para construir una pieza que trasciende el retrato judicial y se convierte en un retrato devastador de la culpa, la infancia robada y la memoria colectiva.
Dominic Ongwen, como bien nos recuerda el documental, fue secuestrado cuando solo era un niño. La secta de inspiración cristiana liderada por Joseph Kony lo convirtió en una máquina de matar. Años después, ya adulto y cabecilla de la misma organización, fue acusado por la Corte Penal Internacional en 2016 de más de 70 crímenes de guerra y de lesa humanidad. Y ahí es donde El teatro de la violencia abre el debate más incómodo: ¿es Ongwen una víctima o un verdugo? ¿Se le puede juzgar como responsable cuando su infancia fue secuestrada por el horror?
Lejos de caer en el sensacionalismo o la lágrima fácil, el documental plantea preguntas sin respuestas absolutas. A veces peca de una cierta distancia ética, de una tibieza expositiva que parece querer complacer todas las posturas. Pero también es cierto que esa ambivalencia es la que mejor refleja el conflicto real, donde los buenos y los malos no llevan uniformes distintos, y donde la justicia internacional parece más interesada en escenificar un juicio que en sanar las raíces del problema.
La estructura del documental alterna de forma eficaz material de archivo, testimonios de víctimas, análisis de juristas y momentos más íntimos que rozan el terreno del drama psicológico. Todo ello apuntalado por un montaje sobrio, una fotografía que no rehúye la crudeza del paisaje humano y una puesta en escena que —sin florituras— sabe cuándo observar y cuándo callar.
Pero quizá lo más destacable sea su contexto geopolítico. Porque El teatro de la violencia no se limita a contar la historia de Ongwen, sino que la encuadra en un panorama donde el colonialismo, la corrupción estructural y la fragilidad de los estados africanos siguen marcando el presente. Uganda, cuya independencia llegó en 1962, arrastra aún las secuelas de los errores del pasado y la complicidad de muchas potencias que hoy se lavan las manos. Y en esa tierra sin inocentes, el documental se atreve a preguntarse quién debe cargar con el peso de la culpa.
Konopa y Langballe nos entregan un trabajo necesario, valiente y profundamente humano. Un documental que no busca cerrar debates, sino abrirlos. Y lo hace con respeto, con rigor, pero también con la conciencia de que la historia, cuando se teatraliza, corre el riesgo de volverse farsa. Aquí, sin embargo, el teatro está lleno de verdad. Y de violencia, sí, pero también de memoria y justicia.
El Teatro De La Violencia es un documental valiente e incómodo que nos obliga a repensar los límites entre justicia y compasión. Imprescindible para comprender el legado trágico del colonialismo y los dilemas éticos que siguen presentes en muchos conflictos actuales
NOTA 7/10
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