Director: Sean Byrne
Guion: Nick Lepard
Reparto: Jai Courtney , Hassie Harrison, Josh Heuston, Ella Newton, Liam Greinke, Rob Carlton
Música: Michael Yezerski
Fotografía : Shelley Farthing-Dawe
Montaje: Kasra Rassoulzadegan
Producción: Troy Lum, Andrew Mason, Pete Shilaimon, Mickey Liddell, Chris Ferguson, Brian Kavanaugh-Jones
Distribuidora: SelectaVisión
Año".2025
Título Original: Dangerous Animal
Estreno En España: 14/08/25
Género: Terror, Thriller
Duración: 98 Minutos
ARGUMENTO
Zephyr, una surfista inteligente y de espíritu libre, que es secuestrada por un asesino en serie obsesionado con los tiburones. Cautiva en su barco, debe averiguar cómo escapar antes de que él lleve a cabo un ritual de alimentación a los tiburones.
CRÍTICA
Sean Byrne regresa al terror con una propuesta que se mueve entre lo descabellado y lo deliciosamente entretenido. Dangerous Animal no intenta disimular lo que es: una carta de amor a la serie B, al slasher más gamberro y al cine de tiburones que cada verano busca su hueco en las parrillas televisivas y en las salas. Desde su primera secuencia deja claro que aquí no habrá espacio para lo políticamente correcto ni para las largas reflexiones morales; el objetivo es agarrar al espectador por la camiseta, meterlo en una piscina llena de tensión y no soltarlo hasta el último mordisco.
La premisa es tan simple como efectiva: un psicópata, que parece salido de una pesadilla de feria, secuestra a jóvenes ingenuos, amantes de la aventura para alimentar a los tiburones. Todo lo graba y lo colecciona como si fuera un artista obsesionado con su macabra obra. La mezcla recuerda a Saw por la brutalidad de sus trampas, a El silencio de los corderos por la inquietante relación entre depredador y presa, y, por supuesto, a esas cintas de tiburones que se estrenan religiosamente cada verano, con la diferencia de que aquí la amenaza no viene solo del agua.
Byrne, que ya demostró en The Loved Ones que podía aunar crudeza y humor negro, despliega aquí todo un catálogo de muertes creativas y secuencias que alternan la tensión más pura con guiños al espectador veterano del género. La película no teme abrazar el exceso: sangre a raudales, ataques sorpresa, persecuciones en lugares imposibles y un montaje que no deja espacio para el respiro. En medio de este caos controlado, el villano se erige como el gran atractivo de la función: un “malo malísimo” que, pese a lo caricaturesco, resulta inquietante por la frialdad con la que ejecuta su “trabajo”.
Las víctimas, jóvenes que solo quieren divertirse, encajan en el molde clásico del slasher, pero Byrne se preocupa de darles un mínimo de entidad para que no sean solo carne de tiburón. No estamos ante grandes interpretaciones ni diálogos memorables, pero sí ante personajes que cumplen su función en este carnaval sangriento
En el apartado técnico, destaca un uso del sonido que multiplica la tensión —ese rugir sordo del agua antes de un ataque— y una fotografía que sabe combinar los azules cristalinos con las sombras amenazantes. Los efectos especiales, mezcla de práctico y digital, cumplen sobradamente para el tipo de película que es.
Dangerous Animal sabe perfectamente qué quiere ofrecer y a quién se dirige: a quienes buscan sangre, sustos y tensión en una misma sesión, sin importar que el guion sea un pretexto o que la lógica se tome unas vacaciones. Byrne entrega exactamente lo prometido y lo hace con una energía contagiosa que convierte la película en un pasatiempo perfecto para una noche de calor
En definitiva, no es cine de autor, no es alta cocina, pero es un buen bocata de chorizo con pan crujiente: sencillo, contundente y perfecto para lo que apetece. Aquí hemos venido a ver tiburones, cuchillos y gritos… y tenemos todo eso, servido en abundancia. Si además lo acompañamos de aire acondicionado y un refresco helado, el verano ya está salvado. Y cuidado… que después de verla quizá te lo pienses dos veces antes de darte un chapuzón
NOTA 7/10
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