Dirección: Ethan Berger
Guion: Ethan Berger, Alex Russek, Zack Purdo
Reparto: Alex Wolff, Lewis Pullman, Halle Bailey, Bo Mitchell, Angus Cloud, Austin Abrams, John Malkovich, Darryl Cox Scoot McNairy
Música: Daniel Rossen, Christopher Bear
Fotografía: Stefan Weinberger
Montaje: Jeff Betancourt
Productores: David Carrico, Adam Paulsen, Alex Black, Oliver Hudson, Jeremy Garelick, Richard Arlook
Distribuidora Madfer Films
Año: 2023
Título Original: The Line
Estreno En España: 28/07/25 en plataformas Movistar Plus
Género: Drama, Thriller
Duración: 97 Minutos
ARGUMENTO
Tom, un estudiante becado desesperado por liberarse de su pasado de clase trabajadora, se ve seducido por las promesas de la prestigiosa fraternidad KNA de alcanzar un alto estatus social y contactos con antiguos alumnos que le abren puertas. Pero al comenzar un romance con Annabelle, una compañera de clase ajena a su círculo social, y con los planes manipuladores del presidente de su fraternidad que se desarrollan durante las novatadas a los nuevos miembros, Tom se ve atrapado en un peligroso juego de ambición y lealtad
CRÍTICA
Hay películas que nacen con la pretensión de incomodar, de sacudir estructuras, de alzar la voz contra las lacras de ciertas élites. La Fraternidad (título original: The Line), debut en la dirección de largometrajes de Ethan Berger, parece querer colarse en esa tradición, pero lo hace sin voz propia, con un discurso gastado y una ejecución que nunca termina de encontrar el tono adecuado.
Nos encontramos ante una historia que, en apariencia, quiere denunciar los privilegios, la toxicidad y las reglas no escritas que rigen en algunas fraternidades universitarias estadounidenses. El punto de partida resulta conocido: un joven de clase media, interpretado con solvencia por Alex Wolff, se adentra en el universo de una exclusiva fraternidad dominada por los hijos del poder. Allí, el deseo de pertenecer se convierte en sumisión, y la amistad en chantaje emocional.
Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Si algo destaca La Fraternidad, es por su falta de riesgo narrativo. Berger parece más interesado en acumular tópicos —ritos de iniciación degradantes, masculinidad tóxica, lealtades mal entendidas— que en profundizar en ellos. La cámara observa, sí, pero rara vez se compromete. El resultado es una sucesión de escenas que parecen más un catálogo de clichés que una narración con verdadera fuerza dramática.
Hay un intento en el último tramo por virar hacia el thriller, con consecuencias que amenazan con romper el frágil equilibrio de la fraternidad. Pero incluso ahí, el guion se muestra torpe, demasiado previsible, incapaz de generar verdadera tensión. El conflicto se intuye más que se siente, como si la película no terminara de creerse su propia gravedad.
Las interpretaciones, sin brillar, cumplen. Alex Wolff sostiene el peso del relato con ese rostro de eterno inadaptado que tan bien maneja. Halle Bailey y Lewis Pullman aportan presencia, aunque sus personajes nunca terminan de despegar. El tristemente fallecido Angus Cloud ofrece una interpretación que, aunque breve, deja una huella melancólica
Visualmente, el trabajo de fotografía de Stefan Weinberger capta con eficacia la dualidad del entorno: lo solemne de los edificios frente a lo perverso que ocurre en su interior. Y la música, compuesta por Daniel Rossen y Christopher Bear (miembros de Grizzly Bear), acompaña sin estridencias, pero tampoco eleva
La Fraternidad se queda, en definitiva, en tierra de nadie. Ni drama social contundente ni thriller psicológico efectivo, ni sátira ni tragedia. Una película que observa pero no denuncia, que apunta pero no dispara. Su mayor pecado no es la falta de novedad, sino la falta de alma. Y eso, en un género tan abordado como el universitario, es imperdonable.
Una propuesta que prometía tensión y crítica, pero termina siendo una lección repetida, sin energía ni mordida.
NOTA 4/10
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