martes, 16 de diciembre de 2025

AVATAR: FUEGO Y CENIZA

Dirección: James Cameron. 
Guion: James Cameron; con aportes en la historia y guion de Rick Jaffa, Amanda Silver, Josh Friedman y Shane Salerno.
Reparto: Sam Worthington; Zoe Saldaña; Sigourney Weaver; Stephen Lang; Kate Winslet; Oona Chaplin; Cliff Curtis; Jemaine Clement; Giovanni Ribisi; Edie Falco; David Thewlis; Bailey Bass; Jack Champion; Britain Dalton; Trinity Jo-Li Bliss; Matt Gerald; CCH Pounder; Michelle Yeoh; Jamie Flatters; Filip Geljo; Duane Evans Jr.
Música: Simon Franglen, James Horner
Montaje: Stephen E. Rivkin, David Brenner, Nicolas de Toth, John Refoua, Jason Gaudio, James Cameron
Fotografía: Russell Carpenter. 
Distribuidora: Disney
Año: 2025
Título Original: . Avatar: Fire and Ash
Estreno En España: 19/12/25
Género: Fantástico  Aventuras 
Duración: 197 Minutos 

ARGUMENTO 
James Cameron vuelve a llevar al público a Pandora en una nueva aventura inmersiva con el marine convertido en líder na'vi Jake Sully (Sam Worthington), la guerrera na'vi Neytiri (Zoe Saldaña) y la familia Sully. En esta tercera entrega, se presenta al Pueblo de las Cenizas, un clan Na'vi de carácter más agresivo que no duda en recurrir a la violencia para conseguir sus objetivos, lo que empuja a Jake y su familia a un conflicto que amenaza a toda Pandora. 

CRÍTICA 
James Cameron vuelve a Pandora con Avatar: Fuego y Ceniza, un filme que, más que una película, parece una atracción de feria diseñada para deslumbrar retinas y, de paso, recordarnos que el universo que creó hace ya más de quince años sigue siendo un prodigio visual. El problema es que, como atracción, funciona; como película, bastante menos.

La historia retoma el viaje de la familia Sully, obligada a enfrentarse a un nuevo clan Na’vi —el llamado Pueblo de las Cenizas—, cuya agresividad y hermetismo reavivan un conflicto que amenaza con incendiar Pandora de nuevo.

Pero en pantalla, esa épica anunciada se diluye entre una trama liosa, personajes que entran y salen sin explicación y una avalancha de criaturas, nombres y subtramas que dejan la sensación de que, si no llevas las entregas anteriores bien frescas, es fácil perderse en quién es quién… y sobre todo en qué pinta aquí.

El gran pecado del filme no está en su ambición —que la tiene, y mucha— sino en su metrraje interminable. Sus casi tres horas y media pesan, y pesan mucho. Cameron parece empeñado en demostrar cada cinco minutos que sigue siendo el rey de la tecnología cinematográfica, pero por mucho que algunas secuencias sean absolutamente espectaculares, no basta con encadenarlas para construir un relato que atrape. La sensación es la de estar paseando por un parque temático: todo es precioso, inmersivo, gigantesco… pero emocionalmente distante.

Visualmente, eso sí, no hay nada igual: Pandora sigue siendo un mundo mágico, lleno de vida y color, que enamorará sin reservas a los devotos de la saga. Para ellos, Fuego y Ceniza será un festín. Para el resto, probablemente solo un ejercicio de virtuosismo técnico que admiras más de lo que disfrutas.

Durante la producción, Cameron volvió a apostar por la captura de movimiento submarina, esta vez de forma aún más exigente. Kate Winslet, que regresa al universo Avatar, llegó a aguantar la respiración más de siete minutos bajo el agua durante los ensayos, superando incluso al reparto que ya venía entrenado de El sentido del agua. La actriz bromeó en una entrevista con que “lo difícil no era actuar bajo el agua, sino recordar quién demonios era mi personaje entre tanta sesión de apnea

Avatar: Fuego y Ceniza es una película que impresiona más que emociona, que deslumbra más que interesa y que, pese a su ambición colosal, acaba resultando un producto irregular. Una aventura visualmente única, sí, pero también un relato excesivo, disperso y agotador que confirma que Cameron sigue siendo un mago… aunque a veces parezca más preocupado por el truco que por el cuento.

NOTA 5/10

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