Dirección: Clint Bentley.
Guion: Clint Bentley y Greg Kwedar. (Adaptación de la novela corta de Denis Johnson).
Reparto: Joel Edgerton; Felicity Jones; William H. Macy; Kerry Condon; Clifton Collins Jr.; Nathaniel Arcand; Paul Schneider; John Diehl; Alfred Hsing; Will Patton; Chuck Tucker; Rob Price; Johnny Arnoux
Música: Bryce Dessner.
Fotografía: Adolpho Veloso.
Montaje: Parker Laramie.
Distribuidora;Netflix
Año; 2025
Título Original; Train Dreams
Estreno en España; 21/11/25
Genero: Drama, Aventuras
Duración: 106 Minutos
ARGUMENTO
Un leñador y obrero ferroviario introvertido, Robert Grainier, transcurre su vida en el noroeste del Pacífico a principios del siglo XX; el filme, basado en la novela de Denis Johnson, recorre sus amores, pérdidas y las transformaciones sociales y tecnológicas que lo rodean, en una meditación sobre el paso del tiempo y la memoria.
CRÍTICA .
Clint Bentley firma en Sueños de trenes uno de esos trabajos en los que la forma se impone desde el primer fotograma. La película es, sencillamente, un prodigio visual: la fotografía de Adolpho Veloso convierte los bosques del noroeste estadounidense y las líneas ferroviarias en un lienzo vivo, casi hipnótico, donde cada rayo de luz parece acariciar al protagonista. Sin embargo, y aquí reside su mayor contradicción, su ritmo pausado no siempre acompaña para que el espectador disfrute plenamente de la experiencia. La belleza se agradece, sí, pero no siempre basta.
La historia, basada en la novela corta de Denis Johnson, sigue el trayecto vital de un trabajador ferroviario que atraviesa amores, pérdidas y transformaciones en un mundo que cambia más rápido de lo que él puede asumir. Bentley narra la vida de este hombre desde una mirada casi contemplativa, con un tono elegíaco que funciona bien en los momentos más íntimos pero que a veces se vuelve excesivamente moroso. Es ahí cuando surge esa sensación de que al filme le falta algo para brillar, una chispa narrativa que termine de acompañar su impecable envoltorio estético
Lo que sí brilla sin discusión es su protagonista. La interpretación es magnífica, contenida, llena de silencios que hablan más que cualquier monólogo. Bentley sabe observarlo, dejar que su rostro —herido, cansado, esperanzado a ratos— sostenga la película incluso cuando la trama se dispersa en evocaciones y estampas bucólicas.
Aun así, Sueños de trenes posee momentos de verdadera fuerza emocional, especialmente cuando el protagonista se enfrenta a las pérdidas que moldean su existencia. Es ahí cuando la película conecta con la esencia del texto de Johnson, esa mezcla de melancolía y extrañamiento ante un mundo que avanza sin pedir permiso.
Gran parte del film se rodó en zonas remotas del Pacífico Noroeste, y el equipo contó con antiguas locomotoras restauradas para recrear con fidelidad el ambiente ferroviario de la época. Según el propio Bentley, algunas escenas debían rodarse en ventanas de luz muy concretas, lo que obligó a repetir jornadas enteras esperando el clima adecuado. Además, el actor principal convivió con trabajadores forestales locales para comprender sus rutinas y reflejarlas con autenticidad en pantalla.
En conjunto, Sueños de trenes es un film impecablemente dirigido, con una puesta en escena tan modélica como evocadora, que quizá habría necesitado un pulso narrativo más firme para alcanzar cotas mayores. Aun así, su belleza formal y la fuerza de su interpretación central la convierten en una propuesta que, aunque irregular, deja huella en más de un plano.
NOTA 6/10
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