viernes, 1 de agosto de 2025

CUANDO TODO SE HUNDE

Director: Laurynas Bareiša  
Guion: Laurynas Bareiša  
Reparto: Gelminė Glemžaitė, Agnė Kaktaitė, Paulius Markevičius, Giedrius Kiela
Fotografía: Laurynas Bareiša  
Montaje: Silvija Vilkaitė  
Dirección artístic: Sigita Šimkėnaitė  
Sonido: Julius Grigelionis  
Vestuario: Laura Kraukle
Distribuidora: Alpha Violet 
Año: 2024
Título Original: Senses
Estreno En España: 25/07/25 dentro del AMFF 25 en plataformas Filmin 
Género: Drama, Autor 
Duración: 88 Minutos 

ARGUMENTO:
Junto con la familia de su hermana, Ernesta, su marido y su hijo pasan el fin de semana en una casa rural junto a un lago

CRÍTICA 
Hay películas que no necesitan grandes gestos para desgarrar. Drowning Dry, la nueva propuesta del lituano Laurynas Bareiša, se construye desde la calma, pero deja una huella emocional de largo recorrido. Una obra contenida y profundamente inquietante que aborda el trauma no como explosión, sino como erosión. Y es precisamente ahí, en ese goteo sutil e implacable, donde la película encuentra su verdadera fuerza.

No siempre el cine que apuesta por la contención, el silencio y la repetición consigue el efecto deseado. Drowning Dry, es uno de esos títulos que, pese a un planteamiento formal tan riguroso como coherente, no logra conectar emocionalmente con quien espera algo más que el ejercicio estético.

El punto de partida es prometedor: dos hermanas y sus respectivas familias se reúnen en una casa de campo junto a un lago. Todo transcurre con normalidad hasta que un evento traumático sacude la armonía aparente. A partir de ahí, el director plantea una narrativa fragmentada, que reconstruye la experiencia del trauma a través de repeticiones, pequeños cambios de percepción y una estructura que elude la línea temporal convencional.

Es justo reconocer el esfuerzo formal que hay detrás. Bareiša filma con precisión, con un uso admirable del fuera de campo, con encuadres fríos que refuerzan la sensación de distancia emocional. Las interpretaciones, especialmente las de las dos actrices protagonistas, son contenidas y llenas de matices. El trauma, como idea central, no se explota sino que se explora con respeto, sin morbo ni subrayados
Y, sin embargo, Drowning Dry no funciona del todo

A pesar de las virtudes mencionadas —que existen y merecen ser puestas en valor—, la película termina resultando excesivamente fría, distante, e incluso monótona. El espectador queda atrapado en una repetición que no siempre enriquece y en un ritmo que avanza con tanta lentitud que roza lo inmóvil. Uno entiende lo que se quiere transmitir, pero lo entiende desde fuera, como quien contempla una instalación artística que admira... pero no emociona.

No ayuda tampoco que los personajes —más allá de su función simbólica— apenas evolucionen ni generen verdadero interés. Hay contención, sí, pero también una ausencia preocupante de pulsión vital. Todo se vuelve mecánico, desdibujado, como si el propio concepto de "ahogamiento seco" se aplicara al espectador, atrapado en un relato que asfixia más por inercia que por impacto.

Drowning Dry es una película pensada, cuidada y probablemente necesaria dentro del cine báltico contemporáneo. Pero también es una obra que se vuelve difícil de atravesar, aburrida por momentos, demasiado distante en su propuesta emocional. Para algunos será una pequeña joya minimalista. Para otros, entre los que me incluyo, una experiencia fría que deja más admiración que emoción
Una propuesta formalmente interesante que se hunde en su propio silencio. El rigor estético no siempre compensa la falta de alma. Una de esas películas que se respetan… pero no se disfrutan.

NOTA 4/10








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