Guion: David Koepp
Repart: Lucy Liu, Julia Fox, Callina Liang, Chris Sullivan, Eddy Maday,West Muholland, Benny Elledge, Woolams Torres
Fotografía: Steven Soderbergh (como Peter Andrews)
Montaje: Steven Soderbergh (como Mary Ann Bernard)
Música: Zack Ryan
Distribuidora: Diamond Films
Año: 2924
Título Original: Presence
Estreno En España: 07/02/25 en cines y 21/07/25 en plataformas Amazon Prime Video
Género: Drama, Terror
Duración: 83 Minutos
ARGUMENTO
Rebekah (Lucy Liu), su marido (Chris Sullivan) y sus hijos comienzan a experimentar fenómenos inexplicables tras mudarse a su nueva casa en los suburbios. Las extrañas presencias que se manifiestan a su alrededor les harán cruzar la fina línea que separa la realidad de la percepción... Una película contada enteramente desde el punto de vista de un fantasma
CRÍTICA
Steven Soderbergh, el cineasta que parece reinventarse con cada paso, vuelve a sorprender con Presence, una inquietante historia de casa encantada rodada con la sobriedad minimalista que caracteriza su etapa más experimental. El resultado es una propuesta arriesgada que se aleja de los clichés del terror para adentrarse en territorios más sensoriales y ambiguos, con ecos del cine de Kiyoshi Kurosawa y de los relatos más contenidamente fantasmales de Henry James.Presence fue la película inauguración sel pasado Festival de Sitges 2024
Soderbergh nos sitúa en el interior de una vivienda suburbana donde una familia se instala sin saber que no están solos. Pero el gran hallazgo formal es que toda la película está contada desde el punto de vista de la presencia fantasmal: una cámara casi flotante, subjetiva, que observa, acecha y se desliza por las estancias como un espectro sin voz. El uso del encuadre, del fuera de campo y del silencio se convierte así en la herramienta principal para construir la tensión y el desconcierto.
Es cierto que la historia tarda en despegar. Durante su primer tercio, el espectador puede sentirse desorientado, incluso frustrado, por la aparente falta de conflicto o dirección narrativa. Pero Soderbergh juega con nuestra paciencia, sembrando pequeños gestos y detalles que irán cobrando sentido en una segunda mitad donde la película revela su verdadero discurso: una denuncia sutil pero contundente sobre la violencia doméstica, el dolor no resuelto y las heridas que se arrastran más allá de la muerte
Presence no da todas las respuestas, y eso es parte de su encanto (o su riesgo). Deja puertas abiertas, interrogantes flotando en el aire, como si el propio más allá fuera un lugar incompleto, inconcluso. Hay momentos en los que el guion parece rozar lo simbólico sin atreverse del todo, y otros en los que el estilo amenaza con devorar a la emoción. Pero lo que prevalece es la sensación de haber asistido a una experiencia cinematográfica distinta, valiente, personal.
No es una película de sustos fáciles ni de clímax explosivos. Es una historia de ausencias y presencias, contada desde un ángulo insólito. Y en esa apuesta formal, que algunos tacharán de fría, Soderbergh encuentra una manera nueva de hablarnos del otro mundo. Un mundo donde el dolor aún busca ser escuchado
Con Presence, Steven Soderbergh firma una pieza inclasificable y atmosférica, más cercana al ensayo espectral que al terror tradicional. Una película que observa desde las sombras, que calla más de lo que dice, pero que deja poso. Porque a veces, incluso en el más allá, todavía queda algo por contar.
Presence es una propuesta tan original como arriesgada, que confirma que Soderbergh sigue siendo uno de los cineastas más inquietos de su generación.
NOTA 6/10
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