viernes, 12 de diciembre de 2025

EL SENDERO AZUL

Dirección: Gabriel Mascaro 
Guion: Gabriel Mascaro, Tibério Azul 
Reparto: Denise Weinberg, Rodrigo Santoro,Miriam Socarrás,Adanilo 
Rosa Malagueta, Clarissa Pinheiro 
Isabela Catão,,Dimas Mendonça Daniel Ferrat, Heitor Lóris,Rafael César,Daniela Reis,Diego Bauer 
Karol Medeiros, Erismar Fernandes Rodrigues, Julia Kahane 
Productores: Rachel Daisy Ellis, Sandino Saravia Vinay, Giancarlo Nasi, Marleen Slot .
Fotografía: Guillermo Garza 
Montaje: Sebastián Sepúlveda, Omar Guzmán 
Música: Memo Guerra 
Sonido: MaríaAlejandra Rojas, Arturo Salazar 
Vestuario: Gabriella Marra 
Distribuidora: Karma Films 
Año: 2025
Título Original: O Último Azul.
Estreno En España: 12/12/25
Género: Drama  Fantástico. 
Duración 86 Minutos 

ARGUMENTO 
En un Brasil distópico que busca estimular la economía mediante un programa destinado a recluir a las personas mayores en “colonias” alejadas para que pasen sus últimos años, Tereza, una mujer de 77 años, recibe una orden oficial para reubicarse y perder así su libertad. En lugar de aceptar su destino, decide desafiar la normativa y emprender un viaje transformador por los ríos y afluentes del Amazonas, enfrentándose a obstáculos, descubriendo personajes insólitos y redescubriendo su propio deseo de vivir plenamente antes de que le arrebaten su autonomía

CRÍTICA
Gabriel Mascaro vuelve a demostrar que es uno de los cineastas más inclasificables del panorama latinoamericano con El sendero azul, un filme distópico, extraño y profundamente sugestivo que, sin embargo, consigue atraparte desde su primera imagen. La película funciona casi como un hechizo: te arrastra, te envuelve y te obliga a caminar —o más bien a flotar— junto a sus protagonistas por un Brasil que parece suspendido entre la pesadilla burocrática y la ensoñación selvática.
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La cinta parte de una premisa tan perturbadora como sugerente: en un país que pretende “reactivar” la economía enviando a sus ciudadanos mayores a colonias donde pasar sus últimos años, una mujer de 77 años decide desobedecer la orden estatal y escapar por los ríos del Amazonas, iniciando un viaje que, más que huida, es reconquista de su propia libertad. Ese es el punto de partida oficial que la distribuidora presenta, y Mascaro lo transforma en un relato donde la frontera entre lo real y lo alucinatorio se difumina continuamente.

El sendero azul es, en esencia, una road movie acuática, pero también un viaje lisérgico en el que cada recodo del río ofrece un acontecimiento extraño, un gesto simbólico o una conversación aparentemente trivial que esconde un subtexto político y emocional demoledor. Mascaro construye su universo desde una mezcla muy particular de naturalismo y delirio poético: no importa si un personaje se queda callado mirando una corriente o si aparece un grupo de seres casi fantasmales en mitad de la selva; todo vibra con una lógica interna que el espectador acaba aceptando sin rechistar

El filme habla de la libertad, sí, pero también de cómo vivir la vida conforme a las propias reglas, incluso cuando el mundo insiste en dictártelas. Sus protagonistas avanzan con una serenidad contagiosa, como si el simple hecho de remar fuese ya un acto político. La película nunca grita su mensaje, lo susurra, y quizá por eso su impacto es mayor: uno sale de ella no con respuestas, sino con la sensación de que ha vivido algo íntimo, iconoclasta y absolutamente personal.

Visualmente, Mascaro vuelve a ofrecer un despliegue de imágenes que se quedan adheridas a la retina. 
Hay una secuencia nocturna en el río —luz mínima, sombras azules, silencio interrumpido por un canto lejano— que podría colarse perfectamente entre las mejores escenas de su filmografía. Y aunque la película contiene momentos extraños, incluso desconcertantes, lo cierto es que deja con ganas de más, como si ese universo pudiera expandirse en cualquier dirección sin perder su magnetismo.

Durante el rodaje en plena Amazonia, parte del equipo tuvo que convivir durante días en pequeñas embarcaciones para poder filmar ciertas secuencias en zonas de difícil acceso. Denise Weinberg, la protagonista, contó en entrevistas que en una de las jornadas pasaron tantas horas navegando que “el personaje y yo empezamos a fusionarnos; al final ya no sabía si estaba actuando o simplemente dejándome llevar por el río”. Ese estado de tránsito entre realidad y ficción se nota en pantalla, y es sin duda uno de los grandes logros del filme.

NOTA 6,5/10

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