Dirección: James Ashcroft
Guion: Eli Kent,,James Ashcroft (adaptado del cuento homónimo de Owen Marshall).
Reparto: Geoffrey Rush, John Lithgow, George Henare, Nathaniel Lees, Maaka Pohatu,Yvette Parsons, Ian Mune, Fiona Collins, Irene Wood, Thomas Sainsbury, Bruce Phillips
Música: John Gibson
Fotografía: Matt Henley
Montaje: Gretchen Peterson
Producción: Catherine Fitzgerald,Orlando Stewart
Distribuidora: A24
Título Original: The Rules Of Jenny Pen
Estreno En España: 05/09/25 . Estreno en Festival de Sitges 24.
.Género: Thriller, Drama..
Duración: 104 Minutos.
ARGUMENTO
El juez Stefan Mortensen, de carácter severo y orgulloso, y ahora parcialmente paralizado tras un derrame cerebral, es internado contra su voluntad en una lúgubre residencia de ancianos que desprecia. Allí conoce a Dave Crealy, un interno perturbado que, junto a una inquietante muñeca, somete a los demás residentes a un juego sádico conocido como “La ley de Jenny Pen”. Cuando una residente aparece muerta y el personal ignora sus advertencias, Mortensen decide enfrentarse a Crealy con a ayuda de su compañero de habitación, el exdeportista Tony Garfield. Juntos intentan acabar con el reinado de terror que se oculta tras las puertas cerradas.
CRÍTICA
James Ashcroft lo ha vuelto a hacer. Si con Coming Home in the Dark ya demostró que sabía manejar la incomodidad y la tensión, con La Ley de Jenny Pen confirma que estamos ante un director que disfruta jugando con el espectador, que le agarra por la solapa y no lo suelta en toda la proyección.
Lithgow convivió durante varias semanas en una residencia real de Auckland para empaparse de la atmósfera y ensayar con la marioneta Jenny Pen, diseñada expresamente para la película y que, según el propio actor, llegó a resultarle tan perturbadora que pedía que la guardaran en un armario al terminar las jornadas de rodaje. Una anécdota que refleja bien la incomodidad que el film transmite de principio a fin
Estamos ante un más que notable film, un relato inquietante que se mueve entre el terror psicológico, el thriller y la sátira social. Su arranque ya es demoledor: un juez implacable (Geoffrey Rush) cae fulminado en pleno juicio, víctima de un derrame cerebral, y termina ingresado en una residencia de ancianos. Allí descubrirá que la supuesta paz del retiro dorado se convierte en un infierno gracias a un residente especialmente cruel, Dave Crealy (John Lithgow), que somete a todos a un perverso juego nocturno a través de una marioneta llamada Jenny Pen.
La película, vista y aplaudida con entusiasmo en Sitges 2024, no solo convenció al público sino que se llevó premio al mejor actor en el certamen, demostrando que el cine neozelandés puede ser retorcido, divertido y terrorífico a partes iguales. Y es que la tensión que maneja Ashcroft no da respiro: cada escena está impregnada de mala leche, con giros tan inteligentes como inesperados que elevan el relato por encima de la mera anécdota..
El gran acierto, sin embargo, reside en el duelo interpretativo entre Geoffrey Rush y John Lithgow. Dos actores veteranos que parecen disfrutar cada segundo de sus personajes: Rush, contenido y vulnerable, frente a un Lithgow desatado que convierte a Crealy en uno de los villanos más siniestros y carismáticos de los últimos años. Su enfrentamiento convierte a la residencia en un escenario claustrofóbico, agobiante, pero también perversamente divertido.
Hay momentos macabros, incluso espeluznantes, que arrancan una sonrisa incómoda al espectador. Esa mezcla de horror y humor negro es la que convierte a La Ley de Jenny Pen en un divertimento oscuro y por momentos asfixiante, pero también en una de las películas que hay que recomendar a los amantes del género
En definitiva, La Ley de Jenny Pen es cine con nervio, con malicia y con inteligencia. Una película que sabe incomodar, sabe divertir y que confirma a Ashcroft como uno de los nombres a seguir en el terror contemporáneo.
NOTA 6,5/10
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