Dirección; Pablo Hernando
Guion: Pablo Hernando
Reparto: Ingrid García‑Jonsson, Ramón Barea, Kepa Errasti, Paolo Sassanelli, Óscar Pastor, David Pareja, Iñake Irastorza
Producción: Señor y Señora, Sayaka Producciones, Orisa Produzioni
Fotografía: Sara Gallego Grau
Montaje: Pablo Hernando Esquisabel
Música: Izaskun González
Dirección artística: Jaime Anduiza
Sonido: Andrea Sáenz Pereiro
Efectos especiales: Javier Baena Ávila, Marc Bitrián Rodríguez
Distribuidora: Elástica
Año: 2024
Título Original: Una Ballena
Estreno En España 26/03/25 cines y 13/06/25 en Plataformas Filmin
Género: Thriller, Fantástico
Duración: 108 Minutos..
ARGUMENTO
Cuando Ingrid aprieta el gatillo, sus víctimas no saben quién les ha disparado. Su habilidad para infiltrarse y desaparecer sin dejar rastro la convierte en una asesina a sueldo despiadada. Pero ese poder viene de otro mundo, un lugar habitado por criaturas monstruosas, de las que cada vez emerge menos humana.
CRÍTICA
Con Una ballena, Pablo Hernando da un paso más en su empeño por expandir los límites del cine de género español, construyendo una historia que parece escrita con tinta invisible: está ahí, pero cuesta verla con claridad. Si Berserker o Ornamento y delito jugaban con códigos del misterio y la reflexión filosófica, aquí todo se recubre de una niebla aún más densa, donde el concepto pesa más que la emoción y la forma engulle al fondo. Su paso por el Festival de cine fantástico de Sitges causó cierta distancia con el público y no llegó a agradar del todo
El film nos sitúa en un mundo paralelo donde ciertas personas han sido capaces de ver criaturas imposibles. La protagonista, interpretada con su habitual contención por Ingrid García‑Jonsson, es una mujer que investiga uno de estos fenómenos tras la muerte de su expareja. Lo que comienza como una premisa de corte fantástico, pronto se despliega como un thriller introspectivo, frío, narrado en primera persona con una distancia emocional que parece calculada hasta el último suspiro.
El mayor acierto de Hernando es su firmeza autoral. No hay concesiones. La planificación es milimétrica, la voz en off bordea lo literario sin caer en el manierismo, y la fotografía de Sara Gallego crea una atmósfera opresiva, invernal, donde la estética también se convierte en discurso. Todo se alinea en pos de un clima: el vacío. Sin embargo, esa fidelidad a su propio universo termina generando un efecto paradójico: el espectador queda fuera, orbitando alrededor de una propuesta tan hermética que impide el roce emocional
Ramón Barea aporta la única calidez humana real en el reparto, mientras que los secundarios —de Kepa Errasti a Paolo Sassanelli— sirven más como piezas simbólicas que como personajes con peso dramático. Todo remite a un cine de ideas, con ecos de Jonathan Glazer, Alex Garland o el primer Cronenberg, pero sin la capacidad de contagiar inquietud o fascinación. Es un artefacto estético impecable, pero con una pulsión dramática amortiguada.
Una ballena no se rechaza, pero tampoco se abraza. Se contempla, se escucha, incluso se respeta, pero se vive con una distancia que ni su cuidada envoltura consigue romper. Al final, uno sale de la sala como entró: intrigado, sí, pero también frío. Como si hubiera pasado hora y media frente a un acuario sin saber si el animal estaba dentro… o ya se había ido.
En Una Ballena hay osadía y formalidad pero la desconexión emocional se impone a cualquier tensión narrativa.
NOTA 4,5/10
AUDIO DE LA CLAQUETA CRÍITCA DE UNA BALLENA
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