viernes, 13 de junio de 2025

BALTIMORE


Dirección: Joe Lawlor, Christine Molloy
Guion: Joe Lawlor, Christine Molloy
Reparto: Imogen Poots, Tom Vaughan-Lawlor, Derbhle Crotty, Hugh O’Conor, Seán T. Ó Meallaigh, Desmond Crowley
Fotografía: Tom Comerford
Música: Stephen McKeon
Producción: Desperate Optimists, Samson Films
Distribuidora: Vercine 
Año :2023
Título Original: Baltimore
Estreno En España: 13/06/25
Genero: Drama,  Thriller 
Duración 98 Minutos 

ARGUMENTO 
Baltimore se basa en hechos reales ocurridos el 26 de abril de 1974, cuando Rose Dugdale y tres compañeros llevaron a cabo un asalto armado en Russborough House, Wicklow, donde robaron 19 obras maestras para apoyar la lucha armada del IRA. La película se desarrolla en los días posteriores al asalto, mientras Rose se esconde en una cabaña apartada.

CRÍTICA. 
La memoria irlandesa está atravesada por heridas recientes y viejas cicatrices que siguen palpitando. El cine, en ocasiones, las examina con bisturí. Otras, como en Báltimore, prefiere envolverlas con celofán estético. Dirigida por el tándem Joe Lawlor y Christine Molloy, la película se sumerge en un pasaje poco conocido del conflicto norirlandés: la historia real de Rose Dugdale, una aristócrata convertida en revolucionaria del IRA, que protagonizó uno de los robos de arte más notorios de los años setenta. Sobre el papel, un thriller apasionante; en pantalla, un ejercicio frío que se queda peligrosamente a medio camino.

Desde su inicio, Báltimore se construye con elegancia visual. La cámara de Tom Comerford nos regala encuadres pulcros, de una belleza melancólica y casi pictórica. La música de Stephen McKeon subraya la tensión con notas contenidas, sin caer en excesos. El problema, sin embargo, reside en lo esencial: la emoción. La película parece más interesada en la superficie de su protagonista que en explorar el conflicto moral, político y humano que debería habitarla
Imogen Poots, eso sí, eleva el conjunto con una interpretación contenida pero magnética. Su Rose es un enigma con rostro dulce, una figura que camina entre la convicción y la impostura. Poots sostiene con fuerza cada plano, incluso cuando el guion no le ofrece suficiente carne dramática. Ella sola justifica el visionado. Pero su presencia no logra compensar del todo la frialdad general del relato.

Lawlor y Molloy, conocidos por su estilo sobrio y cerebral, optan aquí por una narrativa fragmentada, casi impresionista, que apunta a la introspección pero apenas roza la complejidad. Las motivaciones de Rose se esbozan con trazos demasiado difusos, y el contexto histórico apenas se perfila como telón de fondo. Ni los dilemas personales ni los ecos políticos alcanzan la intensidad necesaria para hacer de Báltimore el thriller que promete.

Hay una cierta fascinación en la mirada de los directores, pero también una distancia que impide conectar. La película no se atreve a mancharse las manos, a abrazar el caos emocional que exige una historia como esta. Se impone el estilo sobre la sustancia, el rigor formal sobre el nervio dramático
En definitiva, Báltimore es un proyecto ambicioso y formalmente impecable, pero con alma insuficiente. Un filme que bordea el thriller político, lo coquetea y lo desactiva con una narrativa tan pulida como fría. Una historia potente que pedía más sangre, más pasión y más riesgo. Y aunque Imogen Poots brilla como nunca, su luz se ve atrapada en un relato que, como su protagonista, no termina de revelarse del todo.

NOTA 5,5/10



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