Dirección: Alain Guiraudie
Guion: Alain Guiraudie
Reparto: Félix Kysyl, Catherine Frot, Jean‑Baptiste Durand, Jacques Develay , David Ayala
Productor: Charles Gillibert
Música: Marc Verdaguer
Fotografía: Claire Mathon
Montaje: Jean‑Christophe Hym
Distribuidora: Karma Films
Año: 2024
Título Original: Misericordia
Estreno En España: 14/03/25 en cines y 04/07/25
Género: Drama, Thriller.
Duración: 102 Minutos
ARGUMENTO
Jérémie regresa a su pueblo natal para asistir al funeral de Jean-Pierre, antiguo jefe suyo. Ha decidido quedarse unos días en casa de Martine, su viuda. Pero una misteriosa desaparición, un vecino amenazante y un extraño sacerdote van a hacer que la en principio breve y tranquila estancia de Jérémie tome un giro inesperado.
CRÍTICA.
Jérémie regresa a su pueblo natal, Saint-Martial, para asistir al funeral de Jean-Pierre, antiguo jefe y panadero del lugar. Decide quedarse unos días en casa de Martine, la viuda, pero lo que parecía una breve y tranquila estancia se complica por la misteriosa desaparición de un vecino, la presencia amenazante de otro y la irrupción de un sacerdote de intenciones ambiguas. En este entorno rural, los secretos del pasado, los deseos ocultos y las tensiones latentes transforman la visita en una experiencia inquietante, donde nada es lo que parece y la moralidad se pone a prueba.
ine de Alain Guiraudie se ha caracterizado siempre por situar el deseo sexual —y, en particular, el deseo homosexual— en el centro de sus relatos, utilizándolo como fuerza motriz de lo inesperado y lo misterioso, catalizador de tensiones y desencadenante de situaciones absurdas y peligrosas: “El deseo es el gran misterio de la vida. Te das cuenta bastante rápido de que el protagonista se queda en el pueblo porque desea a alguien. Él mismo es objeto de deseo. Y también me interesa mucho la confusión que este personaje y sus intenciones poco claras pueden provocar”, explica Guiraudie.
El cine de Alain Guiraudie siempre ha transitado la línea entre lo terrenal y lo abstracto, entre el deseo carnal y la búsqueda espiritual. En Misericordia, su propuesta más reciente, el director francés vuelve a sumergirse en el mundo rural que tan bien conoce, pero esta vez lo hace armando un thriller con aroma a fábula negra, donde la religión, la culpa y el deseo se dan cita en un cóctel tan atractivo como desigual..
A diferencia de "El desconocido del lago", donde el deseo se resolvía en lo carnal, en "Misericordia" Guiraudie cultiva el misterio y la ambigüedad: “Tal vez ya era hora de que el deseo no terminara en sexo”. El director reconoce que juega con las expectativas del público: “Casi siempre planteo las mismas cuestiones, los mismos motivos, y juego con eso, con lo que se espera de mí. Pero también quiero sorprender, sorprenderme a mí mismo, renovarme”
Guiraudie teje una historia que, como acostumbra, juega con el deseo como motor de la acción, aunque aquí con menos lirismo que en títulos como El desconocido del lago. La violencia irrumpe con fuerza y rompe la quietud de esa Francia rural, captada con mirada minuciosa por la fotografía de Claire Mathon.
La atmósfera opresiva se ve reforzada por una puesta en escena austera, cargada de silencios y miradas que esconden más de lo que dicen.
Guiraudie aborda la religión no desde la parodia, sino como un elemento que condiciona las relaciones y la moral del pueblo. “He elegido cuestionar o sacudir algunas reglas morales establecidas, particularmente en la cuestión de la culpa, el remordimiento, el perdón y, por supuesto, hasta dónde puede o debe llegar el amor al prójimo”.
Y sin embargo, Misericordia no termina de cuajar. La película arranca con interés, propone temas estimulantes —la redención, el perdón, el cuerpo como espacio de conflicto moral— pero se desinfla conforme avanza el metraje. El tono fluctúa entre el drama existencial, el thriller psicológico y la sátira absurda, con personajes que parecen salidos de un universo paralelo. Es aquí donde Guiraudie se pierde un poco. El cura del pueblo, por ejemplo, roza lo caricaturesco; sus apariciones restan credibilidad y desdibujan la tensión que el guion trata de sostener.
Aun así, no se puede negar que Misericordia tiene momentos de brillantez: la relación ambigua entre Jérémie y Walter, la secuencia en que la violencia estalla sin aviso, o el modo en que el erotismo se filtra en las escenas más cotidianas. Todo ello hace que la película se vea con interés, aunque con cierta distancia.
Lo mejor que se puede decir de Guiraudie es que no se traiciona: sigue explorando el deseo en todas sus formas, incluso cuando eso le lleva a construir situaciones poco verosímiles o personajes desbordados. Misericordia no es su mejor película, pero mantiene intacta su capacidad de provocar, de incomodar, de invitar a la reflexión desde lo incómodo.
Uno de los sellos de Guiraudie es la representación explícita y naturalista de cuerpos y sexualidades no normativos. En "Misericordia", como en "El desconocido del lago" o "Un héroe anónimo", el director muestra cuerpos desnudos de diferentes edades, géneros y complexiones, alejados de los cánones convencionales
En resumen, una obra irregular, con buenas intenciones y temas de fondo potentes, pero que tropieza al querer conjugar el thriller rural con lo grotesco. No es una película que deje huella profunda, pero sí una que se deja ver con atención… y con cierta misericordia.
NOTA 6/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.