Dirección: Irati Gorostidi Agirretxe
Guion: Irati Gorostidi Agirretxe
Reparto:Maite Muguerza, Óscar Pascual López,Aimar Uribesalgo Urzelai,Edurne Azkarate,Jon Ander Urresti Ugalde Jan Cornet,Oliver Laxe,Javier Barandiarán
Sonido: Álvaro Silva Wuth;
Fotografía: Ion de Sosa.
Vestuario: Carmen Main
Música: Beatriz Vaca
Montaje: Ariadna Ribas
Distribuidora : Elástica
Año: 2025
Título Original: Aro Berria
Estreno En España: 12/12/25.
Género: Drama, Experimental
Duración: 101 Minutos.
ARGUMENTO
Donostia, 1978. Los trabajadores de la fábrica de contadores de agua se reúnen en asamblea para debatir una huelga que finalmente no prospera. Decepcionados, los más inconformistas dirigen sus aspiraciones de transformación social hacia ámbitos más íntimos. Algunos abandonan la fábrica y se integran en una comunidad aislada en las montañas, donde decenas de jóvenes emprenden una intensa búsqueda a través de experiencias catárticas compartidas.
CRÍTICA
Hay películas que nacen con una intención clara y otras que, sencillamente, se pierden por el camino. Aro Berria pertenece a esta segunda estirpe: un filme experimental que arranca con la promesa de convertirse en una obra de denuncia —casi un manifiesto obrero sobre la frustración de unos trabajadores enfrentados a una huelga fallida— y que termina metamorfoseándose en algo completamente distinto: un insólito estudio sociológico sobre la meditación, el sexo colectivo y las búsquedas espirituales de una comunidad aislada. Lo que podía haber sido arriesgado y estimulante se queda, lamentablemente, en un ejercicio difuso, errático y sin pies ni cabeza.
La historia habla de una fábrica de contadores de agua en 1978, de obreros cansados de no ser escuchados y de jóvenes inconformistas que, incapaces de cambiar el sistema desde dentro, deciden buscar respuestas en un retiro comunitario en las montañas. Hasta ahí, bien: la premisa tiene fuerza. Pero a partir del momento en que el relato abandona la fábrica, la película entra en un terreno pantanoso en el que la directora parece más interesada en documentar rituales catárticos que en profundizar en sus personajes o en el conflicto social que originaba todo.
El resultado es un filme que pretende ser valiente, incluso provocador, pero que termina cayendo en lo anodino. Sus escenas pseudoespirituales, repetitivas y a ratos vergonzantes, diluyen cualquier carga dramática inicial y convierten Aro Berria en un híbrido extraño entre ensayo antropológico y performance improvisada. Hay intuición visual, hay voluntad de búsqueda formal, pero el conjunto carece de cohesión y, lo que es peor, de alma
Parte del rodaje dice más que la propia película: varias escenas se filmaron en una comunidad real que en los años 70 practicaba dinámicas de convivencia experimental, y algunos de los extras —según contaba el equipo— habían pertenecido a aquella comunidad en su juventud. El problema es que, en pantalla, estos elementos no se integran en un discurso claro; parecen más notas de un cuaderno de campo que parte de una narración cinematográfica.
Hay muchas obras fallidas, pero pocas con un arranque tan prometedor y una deriva tan desconcertante. Aro Berria quiere romper moldes, quiere ser incómoda, quiere ser radical… pero lo que entrega es un collage de ideas sueltas que no logran conmover, ni denunciar, ni transformar nada. Una lástima: bajo tantas capas de solemnidad había una película interesante esperando salir
NOTA 1,5/10
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