Dirección: Javier Barbero y Martín Guerra
Guion: Javier Barbero y Martín Guerra
Reparto Job Mansilla, Àlex Monner Greta Fernández ,Eliza Rycembel
Producción: Pantalla Partida S.L. (España), El Sueño Eterno Pictures (España), Lima 9 S.A.C (Perú)
Participación / Apoyos: RTVE, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid, Ministerio de Cultura (Perú via DAFO), Ibermedia, Crea SGR
Productoras: Pantalla Partida, El Sueño Eterno, Lima 9
Fotografía: José Luis Salomón AEC
Montaje de imagen: Cristóbal Fernández
Sonido: Marcos Salso
Dirección de sonido: Amanda Villavieja
Dirección de arte: Bel Gonyalons
Vestuario: Angélica Muñoz
Distribuidora Elamedia
Año: 2025
Título Original: Los Bárbaros
Estreno En España: 12/06/25
Género: Drama Autor
Duración; 98 Minutos
ARGUMENTO
Unos jóvenes de un barrio periférico, hastiados por la falta de expectativas y su precariedad vital, ingenian una suerte de hogar en un edificio en construcción cuya obra ha sido recientemente paralizada. Es ahí, en el inhóspito entorno de un solar abandonado al margen del frenético ritmo de la ciudad, donde encuentran el tiempo necesario para tejer una atípica y extravagante convivencia. A través de su irreverente apatía frente al mundo que les rodea encontrarán un nuevo sentido de identidad que hasta entonces habían irremediablemente perdido. Sin embargo, meses más tarde, con la reanudación del trabajo en la obra, se verán abocados a abandonar definitivamente ese lugar que durante algún tiempo había sido su único refugio. Ningún rastro quedará entonces de los jóvenes que una vez habitaron entre las paredes de aquel edificio.
CRÍTICA
Hay películas que nacen con la voluntad de incomodar, de sacudir conciencias, de alzar la voz por aquellos que nunca han tenido voz. Los bárbaros, primer largometraje de ficción de Javier Barbero y Martín Guerra, es una de ellas. O al menos, eso parece. Ambientada en un extrarradio madrileño que ya no espera nada de nadie, la película se adentra en la vida de unos jóvenes desencantados que sueñan con cambiar el mundo… aunque nadie les esté mirando.
La propuesta es, en esencia, la crónica de una derrota. Marco (Job Mansilla), Sergio (Àlex Monner) y Lara (Greta Fernández) no buscan tanto liderar una revolución como justificar su rabia. Se declaran enemigos del sistema, del orden, de los “bienpensantes”, pero lo hacen desde un lugar ambiguo, casi pueril, como quien juega a ser radical sin comprender del todo el lenguaje que utiliza. Hay en ellos una mezcla de impotencia y autoengaño que, en sus mejores momentos, conecta con esa sensación tan actual de estar de más, de gritar en un descampado con megáfono roto.
Barbero y Guerra, sin caer en el subrayado ni en la superioridad moral, intentan retratar este extrarradio emocional sin juzgar ni redimir a sus personajes. Es una decisión valiente. Su cámara observa, no pontifica. No hay moralejas, solo fragmentos. Pero también hay que decir que esta neutralidad estética y narrativa se convierte pronto en un lastre. El film, que arranca con intensidad y una atmósfera densa, va perdiendo fuelle conforme avanza. La deriva existencial de sus protagonistas no encuentra eco dramático: hay escenas que se repiten, otras que se diluyen en su propia vacuidad, y muchas que acaban dejando al espectador en tierra de nadie.
La película quiere hablar de invisibles, pero corre el riesgo de volverse invisible a sí misma.
Técnicamente, Los bárbaros muestra pulso y sensibilidad. La dirección de fotografía de José Luis Salomón logra extraer belleza del gris, dibujando un Madrid periférico tan reconocible como asfixiante.
El montaje de Cristóbal Fernández es sobrio, sin artificios. Y el reparto —especialmente Job Mansilla y Greta Fernández— logra insuflar humanidad a personajes que, en ocasiones, el guion abandona antes de tiempo
A Los bárbaros no se le puede reprochar su honestidad. Es un film comprometido, pero no panfletario. Tiene una mirada, aunque no siempre sepa cómo sostenerla. Quiere incomodar, pero acaba desconectando. Y en ese desequilibrio entre intención y resultado se encuentra su mayor problema: por mucho que sus protagonistas quieran incendiar el mundo, lo cierto es que la mecha nunca termina de prender.
Los bárbaros retrata a los que viven al margen, pero también parece filmada desde el margen de sí misma: más observadora que implicada, más gesto que historia
NOTA 4/10
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