lunes, 30 de junio de 2025

BLACK DOG

Dirección: Guan Hu
Guion: Dong Runnian, Guan Hu
Reparto: Eddie Peng, Tong Liya, Zhang Yi, Wang Yanhui, Hong Yua, Jing Liang 
Fotografía: Wang Boxue
Montaje: Tu Yiran
Música: Dou Peng
Distribuidora: Surtsey Films 
Año: 2024.
Título Original : Black Dog
Estreno En España: 04/07/25
Género: Drama 
Duración: 110 Minutos 

ARGUMENTO 
En los confines del desierto de Gobi, en el noroeste de China, Lang regresa a su ciudad natal después de salir de la cárcel. Mientras trabaja para la patrulla encargada de limpiar la ciudad de perros callejeros antes de los Juegos Olímpicos, entabla una conexión inesperada con un perro negro. Son dos almas solitarias que se embarcan juntas en un nuevo viaje.

 CRÍTICA 
Black Dog es una experiencia cinematográfica emocional e inolvidable nos habla de una fiera con alma que nadie quiere mirar. Ambientada en los vastos paisajes del desierto de Gobi, Black Dog narra la historia de Lang (Eddie Peng), un hombre solitario que, tras salir de prisión, encuentra en un perro callejero un inesperado compañero de viaje. Lo que empieza como una relación forzada se convierte en un lazo transformador que habla de redención, esperanza y afecto. Una historia profundamente simbólica sobre el valor de los vínculos en los márgenes de la sociedad.

En plena era de conciencia animal, Black Dog conecta directamente con un público sensibilizado con el bienestar animal y el amor por los perros. Prueba de ello es el vínculo que el actor Eddie Peng desarrolló con Xin, el perro protagonista, hasta el punto de adoptarlo tras el rodaje junto a dos cachorros nacidos en el set. Xin fue reconocido con la Palm Dog en el Festival de Cannes 2024.
Guan Hu lo vuelve a hacer. El director de The Eight Hundred o Mr. Six regresa con una de esas películas que, bajo una apariencia seca y casi fronteriza, esconden una sensibilidad y una carga simbólica arrolladoras. Black Dog es, ante todo, una historia de encuentros improbables. La de un hombre y un animal que han sido etiquetados como peligrosos, indeseables. La de dos almas expulsadas del rebaño, unidas por el instinto de sobrevivir a una sociedad que ni quiere ni sabe mirar más allá de la superficie

Recién salido de la cárcel, Lang (interpretado con una contención exquisita por Eddie Peng) vuelve a su pueblo natal, una zona desértica de la provincia de Gansu. Aparentemente llega para rehacer su vida, pero sobre todo vuelve para despedirse: no hay nada que lo retenga. El entorno árido y en decadencia no es solo el marco físico, sino también emocional. Allí, en medio de una limpieza de perros callejeros organizada por el gobierno, Lang encuentra a un perro negro, bravo, asustado, salvaje como él. Y ahí comienza una relación tejida desde la desconfianza y el dolor, pero que poco a poco se convierte en un vínculo profundo, casi espiritual.

Guan Hu convierte esta amistad en una poderosa metáfora del rechazo. Ambos protagonistas han sido etiquetados como una amenaza para el orden público. Nadie se detiene a descubrir qué hay detrás de sus cicatrices. El perro muerde, el hombre mató (o eso se intuye), pero ¿acaso hay redención posible si no existe comprensión previa? Black Dog nos lanza esa pregunta con una belleza sobria, sin sentimentalismo ni grandilocuencia. Aquí no hay subrayados, ni música que nos diga cuándo llorar. Hay silencios. Hay miradas. Hay viento y polvo. Hay respeto por la inteligencia del espectador.

La película avanza como una road movie a pie, entre casas deshabitadas, carteles de modernidad impostada y puestos de control. Porque sí, Black Dog también es un retrato de la China actual: una nación que quiere mostrarse al mundo como moderna y avanzada, pero que en sus márgenes rurales se ancla en una pobreza estructural, en tradiciones de control y vigilancia, en una brutalidad tan cotidiana como invisible. La metáfora del perro que hay que exterminar por no encajar es dolorosamente elocuente.

El trabajo visual de Wang Boxue es excepcional. Con una fotografía granulada, casi polvorienta, refuerza esa sensación de tierra de nadie donde todo parece suspendido. La música de Dou Peng, por su parte, apenas aparece, pero cuando lo hace es para acentuar una emoción reprimida, nunca explotada. 

Todo está contenido en esta película, como su protagonista. Y por eso duele tanto.
La fuerza de Black Dog no reside en la originalidad del relato, sino en su ejecución limpia, precisa y sin concesiones. Una película que en otras manos habría sido un festival de trampas emocionales, y que aquí es un ejercicio de cine con alma, con coraje, con verdad

Black Dog es un retrato crudo y bello de los márgenes, una fábula sobria sobre la dignidad, la soledad y la necesidad de ser visto. Guan Hu firma su película más íntima, más triste, y también la más humana

NOTA 7,5/10


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