martes, 9 de diciembre de 2025

VALOR SENTIMENTAL

Dirección: Joachim Trier. 
Guion: Joachim Trier,Eskil Vogt
Reparto: .Renate Reinsve; Stellan Skarsgård; Inga Ibsdotter Lilleaas; Elle Fanning; Cory Michael Smith; Anders Danielsen Lie
Música: Hania Rani. 
Fotografía: Kasper Tuxen.
Montaje: Olivier Bugge Coutté
Productores: Maria Ekerhovd; Andrea Berentsen Ottmar.
Distribuidora: Elástica 
Año: 2025
Título Original:Sentimental Value
Estreno En España; 05/12/25.
Género: Drama,  Autor 
Duración: 135 Minutos 

ARGUMENTO 
“Las hermanas Nora y Agnes se reencuentran con su padre ausente, un director de cine muy reconocido en el pasado que ha vuelto para ofrecer a Nora el papel principal de su próxima película. Aunque ella lo rechaza, Gustav decide seguir adelante y utilizar la casa familiar como escenario de su nuevo rodaje, lo que reaviva las tensiones entre ellos, especialmente tras la llegada de una joven actriz de Hollywood que acepta el papel en su lugar.

CRÍTICA 
Hay películas que confirman sin aspavientos que seguimos teniendo en Europa a cineastas capaces de mirar dentro del ser humano con una precisión casi quirúrgica. Valor sentimental, lo nuevo de Joachim Trier, es una de ellas. Un excelente film que consolida definitivamente al director noruego como uno de los grandes nombres del cine europeo actual, heredero de esa mirada que, sin imposturas, recuerda por momentos al mejor Ingmar Bergman: intimista, dolorosa, luminosa cuando debe serlo, siempre profundamente humana.

Trier vuelve a adentrarse en su territorio predilecto: la familia como campo de batalla emocional. La película arranca de forma aparentemente sencilla —dos hermanas que reencuentran al padre que las abandonó, un cineasta prestigioso que regresa para ofrecer a una de ellas el papel protagonista de su nueva película—, pero pronto descubrimos que bajo esa premisa laten grietas que llevan décadas sin cerrarse. El director convierte la casa familiar en un escenario donde pasado y presente se mezclan, donde cada gesto parece estar cargado de significados que los personajes han intentado esquivar durante años. Y ahí es donde Valor sentimental va creciendo, pasando de menos a más, hasta convertirse en un retrato demoledor y conmovedor sobre cómo intentamos cerrar heridas reabriendo necesariamente los errores del pasado.

Las actuaciones son, sencillamente, extraordinarias. La química entre Renate Reinsve e Inga Ibsdotter Lilleaas aporta esa mezcla de cariño y rencor fraternal tan difícil de capturar. Y luego está Stellan Skarsgård, monumental, interpretando —sin necesidad de subrayados— a un hombre que sabe perfectamente que ha fallado, que intenta pedir perdón sin saber muy bien cómo hacerlo. No sería extraño que su nombre apareciera en la mayoría de nominaciones de la próxima temporada de premios: lo que hace aquí es pura sabiduría interpretativa..

La llegada de una joven actriz de Hollywood —otro de los elementos de la sinopsis oficial— da un giro adicional al conflicto. Su presencia no solo reconfigura las dinámicas familiares, sino que permite a Trier reflexionar sobre el propio acto de crear cine, sobre cómo las películas se convierten en un espejo incómodo que obliga a los creadores a enfrentarse a lo que no desean mirar. En más de un momento, 

Valor sentimental respira ese amor al cine que Trier siempre deja entrever, especialmente cuando la cámara observa silenciosa cómo los personajes intentan decir lo que nunca se han atrevido a pronunciar.

Stellan Skarsgård aceptó el papel antes incluso de leer la última versión del guion, confiando plenamente en Trier después de haber visto The Worst Person in the World. Además, parte del equipo ha contado que muchas de las conversaciones entre actores se rodaron con tomas muy largas y una iluminación mínima para favorecer la intimidad, algo que provocó que alguna escena clave se completara a la primera toma porque, según el propio Trier, “si la repetíamos, perderíamos la verdad que acababa de aparecer en pantalla”.

Valor sentimental es, en definitiva, un film vibrante y lleno de sensibilidad, un viaje hacia la reconciliación en el que cada plano parece pensado para abrazar a sus personajes con una mezcla de compasión y dureza. Una película que crece, que se disfruta desde su inicio y que se queda contigo mucho tiempo después de los créditos finales. Trier, una vez más, firma una obra que confirma que estamos ante un director en estado de plenitud artística.

NOTA 8/10



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