miércoles, 24 de diciembre de 2025

EL ÚLTIMO PADRINO

Dirección: Antonio Piazza, Fabio Grassadonia
Guion: Antonio Piazza, Fabio Grassadonia 
Reparto: Toni Servillo,Elio Germano
Daniela Marra,Barbora Bobulova
Fausto Russo Alesi,Giuseppe Tantillo,Antonia Truppo,Tommaso Ragno,Elisabetta (Betty) Pedrazzi
Filippo Luna,Roberto De Francesco, Rosario Palazzolo, Vincenzo Ferrera,Gianluca Zaccaria, Maurizio Marchetti, Lucio Patané, Chiara Bassermann
Música: Colapesce
Fotografía: Luca Bigazzi
Montaje: Paola Freddi
Distribuidora: Filmin 
Año: 2024
Título Original: Iddu – L’ultimo padrino
Estreno En España: 12/12/25 en plataformas Filmin 
Género: Drama,  Thriller 
Duración: 130 Minutos 

ARGUMENTO. 
En la Sicilia de principios de los años 2000, tras cumplir varios años en prisión por delitos vinculados a la mafia, Catello, un político desacreditado y sin futuro, ha perdido todo. Cuando los servicios secretos italianos le proponen ayudar en la captura del último gran jefe mafioso fugitivo, un hombre al que conoció desde la infancia, Catello ve la oportunidad de redimirse y recuperar su vida. Para lograrlo, inicia una correspondencia única e improbable con el fugitivo, aprovechando su historia en común en un peligroso juego de cartas marcadas donde cada carta podría costarles caro

CRÍTICA 
Hay películas que nacen con una premisa tan potente que uno se sienta en la butaca dispuesto a perdonarlo casi todo. El último padrino es una de ellas. La idea de articular un thriller mafioso a partir de una correspondencia secreta, de silencios, de palabras escritas que sustituyen a las balas, prometía una mirada distinta al mito gastado de la Cosa Nostra. Lástima que esa promesa se diluya desde el mismo arranque, atrapada en un tempo moroso y en una construcción dramática que nunca termina de cuajar.

La película nos sitúa en la Sicilia de principios de los 2000, cuando un antiguo político caído en desgracia acepta colaborar con los servicios secretos para tender una trampa al último gran capo fugitivo, un hombre al que conoce desde hace décadas. Lo hará a través de cartas, apelando a la memoria compartida, a la complicidad del pasado, a ese terreno pantanoso donde la amistad y la traición se confunden. Sobre el papel, oro puro. En pantalla, una oportunidad desperdiciada a medias.

Antonio Piazza y Fabio Grassadonia parecen más interesados en subrayar el concepto que en hacerlo avanzar. El resultado es un filme de ritmo anodino, que se instala en una repetición constante: conversación, pausa, mirada significativa… y vuelta a empezar. Cuando parece que la narración va a despegar —alguna escena aislada tiene verdadera electricidad dramática— el relato vuelve a encallarse, como si temiera dar un paso más allá de su propia solemnidad.

El mayor problema está en unos personajes que rozan la caricatura, definidos más por su función simbólica que por su complejidad humana. Todo está dicho demasiado pronto, y lo que debería ser un duelo psicológico se convierte en una sucesión de gestos previsibles. Falta riesgo, falta suciedad, falta carne.

Eso sí, en medio del letargo emerge una certeza inapelable: Toni Servillo. El actor napolitano vuelve a demostrar que puede sostener una película casi en solitario. Su trabajo está lleno de matices, de ironía cansada, de dignidad erosionada por el tiempo. Cada aparición suya parece pertenecer a otra película mejor, más afilada, más viva. Servillo actúa como siempre: con una naturalidad insultante, elevando el material por pura presencia

La película supuso la primera colaboración entre los directores y Luca Bigazzi, director de fotografía habitual de Paolo Sorrentino. Su mirada elegante y contenida impregna el film de una belleza clásica que contrasta, quizá demasiado, con la aspereza moral que la historia pedía. Además, el guion se inspira libremente en hechos reales relacionados con la larga huida de Matteo Messina Denaro, aunque los cineastas optaron por no reproducir los hechos de manera literal, buscando una fábula moral más que una crónica criminal.

En definitiva, El último padrino es uno de esos filmes que interesan más por lo que prometen que por lo que ofrecen. Una obra estimable, cuidada, con momentos aislados de brillo, pero incapaz de mantener la tensión y de profundizar en sus propios hallazgos. Un ejercicio elegante, sí, pero también frustrante. Y eso, en un relato sobre la mafia, es casi el peor de los pecados

NOTA 5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.