Dirección: Lou Ye
Guion: Lou Ye y Ma Yingli (Yingli Ma)
Reparto: Qin Hao, Mao Xiaorui, Qi Xi, Huang Xuan, Liang Ming, Zhang Songwen, Youyou
Producción: Philippe Bober y Ma Yingli
Fotografía: Zeng Jian
Montaje: Tian Jiaming
Distribuidora: Elástica Films
Año: 2024
Título Original An Unfinished Film
Estreno En España: 01/08/25
Género; Drama, Autor
Duración: 108 Minutos
ARGUMENTO
Enero de 2020. Un equipo de filmación se reúne cerca de Wuhan, China, para reanudar el rodaje de una película interrumpido diez años antes. Vivirán los inesperados desafíos de la pandemia de la COVID-19 y los confinamientos
CRÍTICA
Lou Ye nunca ha sido un cineasta al uso. Su mirada, siempre inquieta, ha transitado entre el melodrama urbano y el retrato político soterrado, apostando por narrativas elípticas y un uso de la imagen que incomoda tanto como fascina. En Una película inacabada, su propuesta más arriesgada y críptica en años, vuelve a desdibujar las fronteras entre la ficción y la realidad para hablarnos —una vez más— del poder del cine y de sus limitaciones ante lo inasible de lo real
La película arranca con un planteamiento casi meta-cinematográfico: un equipo de rodaje regresa, diez años después, a las afueras de Wuhan para retomar una película que quedó suspendida por motivos que nunca se nos acaban de contar del todo. El regreso no es nostálgico, sino inquietante. El tiempo ha pasado, los actores no son los mismos, el equipo técnico tampoco, y las imágenes del pasado se mezclan con el presente como si fueran espejos deformantes. Poco después, lo insólito: estalla la pandemia. El confinamiento convierte a los cineastas en prisioneros de su propio plató improvisado, un hotel a medio terminar, donde lo único que pueden hacer es revisar, montar, y observar.
Lou Ye documenta este proceso a través de múltiples formatos —Super 8, digital, cámaras de seguridad, grabaciones de móviles—, creando una estética deliberadamente fragmentada que remite más al ensayo que al drama clásico. Lo que en principio parecía una historia sobre una segunda oportunidad creativa, se convierte, casi sin darnos cuenta, en un retrato del desconcierto, del encierro, del caos mental y físico que trajo consigo la COVID-19. Hay algo profundamente honesto en esa incapacidad del filme para avanzar. Como si la propia narrativa estuviera contagiada de un virus que paraliza la acción
El gran mérito-y el gran problema— de Una película inacabada es su renuncia al espectáculo. Aquí no hay un arco dramático claro, ni una evolución de personajes que invite al espectador a sentirse cómodo. Lo que hay es repetición, silencios, discusiones sobre cómo montar una escena, sobre qué imagen debe ir primero y cuál después. Un ensayo sobre la imposibilidad de narrar cuando la realidad desborda cualquier guion.
Sin embargo, no todo funciona igual de bien. La propuesta, radical en su planteamiento, acaba resultando algo reiterativa, y el segundo acto, centrado casi exclusivamente en las rutinas del hotel durante el confinamiento, pierde fuerza y cae en cierta monotonía. Aun así, hay momentos de verdadera intensidad: una discusión nocturna en el vestíbulo, una secuencia grabada en un pasillo vacío con sonido de ambulancias de fondo, o una videollamada entre dos actores que nunca se reencuentran físicamente.
Lou Ye no nos ofrece respuestas, ni siquiera una historia cerrada. Nos lanza fragmentos, rastros de lo que pudo ser, como si el cine, en tiempos de pandemia, solo pudiera aspirar a dejar constancia del intento. Una película que, como su título indica, está inacabada. Y quizá sea esa su mayor virtud.
Una película inacabada es una propuesta valiente, densa y hermética. Un ejercicio de cine dentro del cine que se convierte en testimonio involuntario de un momento histórico. Exigente para el espectador, pero cargada de verdad. No es un filme para todos los públicos, ni pretende serlo. Es, como toda la obra de Lou Ye, un acto de resistencia fílmica.
NOTA 6/10
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