lunes, 2 de junio de 2025

LA CASA AL FINAL DE LA CURVA

Dirección: Jason Buxton
Guion: Jason Buxton, basado en un relato de Russell Wangersky
Reparto: Ben Foster, Cobie Smulders, William Kosovic, Gavin Drea , Alexandra Castillo, Jonathan Watton
Música: Stephen McKeon
Fotografía: Guy Godfree
Montaje: Jorge Weisz
Productores: Paul Barkin, Jason Buxton, Jason Levangie, Susan Mullen, Marc Tetreault
Compañías: Alcina Pictures, Shut Up & Colour Pictures, Workhorse Pictures, Vertical Entertainment
Distribuidora: DeaPlaneta 
Año: 2024
Título Original: Sharon Corner
Estreno En España: 06/06/25
Género: Drama,  Thriller.
Duración: 111 Minutos. 

ARGUMENTO 
Josh (Ben Foster), un padre de familia, presencia un brutal accidente de tráfico en la curva cerrada frente a su casa. El hecho genera una gran conmoción en el hombre, que empieza a desarrollar una obsesión enfermiza por salvar las vidas de víctimas de accidentes automovilísticos. Una peligrosa obsesión que le llevará a sobrepasar límites insospechados, poniendo en riesgo, incluso, el bienestar de su mujer e hijo.

CRÍTICA 
La Casa Al Final De La Curva es un inquietante thriller que explora los límites de la obsesión y la paranoia Ben Foster encarna un padre de familia que entra en un bucle obsesivo tras presenciar un accidente de coche en su jardín.La Casa Al Final De La Curva es la adaptación cinematográfica de "Sharp Corner", historia corta que se enmarca dentro de la antología "Whirl Away" del reconocido autor y periodista canadiense Russel Wangersky. Ganadora en 2013 del Thomas Head Raddall Award, "Whirl Away" es una recopilación de relatos breves que examinan lo que ocurre cuando, ante ciertos hechos traumáticos, las personas se sienten sobrepasadas y son incapaces de lidiar con sus emociones.

Hay películas que no buscan la estridencia ni el golpe de efecto inmediato. La Casa al final de la curva, lo nuevo de Jason Buxton, es una de esas propuestas que se cocinan a fuego lento, que invitan a caminar por senderos en apariencia transitados pero que, en su recorrido, dejan un poso incómodo, casi perturbador, como si una sombra persistiera tras el fundido final

Buxton, que ya había mostrado pulso firme en Blackbird, vuelve a centrar su mirada en personajes al margen, en existencias marcadas por la duda y el trauma. Aquí nos sitúa en una geografía tan difusa como reconocible: una casa, una carretera, una curva que parece no solo física sino también mental, emocional. Y en el centro de todo, una obsesión. O mejor dicho, una pulsión que se adueña lentamente de su protagonista hasta convertirlo en un reflejo de sus propias fisuras.

Lo que más llama la atención es el tono: Buxton evita el subrayado fácil, rehúye del thriller convencional, y apuesta por una narrativa contenida, casi asfixiante por momentos, donde el suspense se construye a través de los gestos, de las miradas, de los silencios que dicen más que cualquier diálogo. La cámara observa, no juzga. La casa, ese espacio simbólico, se convierte en testigo y verdugo.
Y, sin embargo, La Casa al final de la curva no termina de dar el paso definitivo. Hay una suerte de promesa latente, de que en algún momento todo estallará… pero Buxton se resiste. El desenlace, lejos de catarsis o revelaciones, opta por una clausura más introspectiva, más simbólica. Una decisión que puede dejar a más de uno con la sensación de que algo quedó por decir, o peor aún, que se prefirió no decirlo.

Eso no significa, ni mucho menos, que estemos ante una película fallida. Todo lo contrario. Buxton logra inquietar sin necesidad de artificios, construye atmósferas densas sin perder nunca el pulso narrativo, y lo más importante: deja espacio para que el espectador complete lo que la imagen apenas insinúa. En ese sentido, La Casa al final de la curva recuerda, en su vocación coral y su mirada fragmentada sobre la culpa y la obsesiónpor el cuerpomutilado, a  Crash de Cronenberg. Aunque aquí la colisión es más íntima, menos explícita, pero igual de traumática y neurótica

La Casa al final de la curva es una película de matices, de ecos. Quizá no llegue al lugar al que apunta, pero el viaje que propone merece la pena. Porque en esa curva final no hay respuestas, pero sí un espejo. Y como bien sabemos, no siempre estamos preparados para mirarnos en él.

NOTA 6,5/10






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