lunes, 16 de junio de 2025

JULIETTE EN PRIMAVERA

Dirección: Blandine Lenoir
Guion: Blandine Lenoir, Axelle Ropert, Camille Jourdy,
Reparto: Izïa Higelin, Jean-Pierre Darroussin, Sophie Guillemin, Sarah Suco, Yannik Landrein, Élise Lhomeau
Montaje: Valerie Loiseleux
Música: Bertrand Belin
Fotografía: Brice Pancot
Distribuidora: Surtsey Films 
Año: 2024
Título Original: Juliette au printemps
Estreno En España: 20/06/25
Género: Drama,  Comedia 
Duración: 94 Minutos 

ARGUMENTO 
Juliette, una joven ilustradora de libros infantiles, vuelve a su pueblo natal para reunirse durante unos días con su familia: su padre, que es tan modesto que sólo sabe expresarse con bromas, su madre pintora que disfruta al máximo de la vida, su abuela que está perdiendo el control, y su hermana, una madre abrumada por una vida rutinaria que la devora. También se cruza en su camino con Pollux, un joven poético y entrañable. En este feliz lío, los recuerdos y los secretos saldrán a la superficie.

CRÍTICA 
Con Juliette en primavera, Blandine Lenoir firma una de esas comedias dramáticas que llegan con aroma de flor de temporada: ligera, bienintencionada, pulida en sus formas… y peligrosamente olvidable en su contenido. La directora de 50 Primaveras vuelve a explorar el universo femenino —esta vez encarnado por Juliette, una joven parisina que decide regresar a su pueblo natal por unos días— y lo hace sin el menor atisbo de riesgo o sorpresa

Porque si algo define a esta película es su carácter previsible. Lo que empieza como una historia de reencuentros y reajustes familiares se convierte pronto en una sucesión de escenas tan edulcoradas como inofensivas, donde el drama asoma pero nunca muerde y la comedia se acomoda en la sonrisa fácil. Lenoir parece empeñada en construir un relato amable, incluso cuando la historia demanda algo más de aspereza o, al menos, de matices.

Juliette (una correcta pero algo monocorde Izïa Higelin) vuelve a casa por un asunto burocrático, pero lo que realmente encuentra es un desfile de excentricidades provincianas disfrazadas de ternura. Entre hermanas con traumas de manual, una madre ausente y un entorno que apenas ha cambiado, la protagonista se convierte en testigo pasivo de su propia regresión emocional

Nada que no hayamos visto antes —y más de una vez— en el cine francés reciente. Porque Juliette en primavera no solo camina sobre terreno conocido, sino que parece empeñada en seguir la senda más transitada. Lenoir apuesta por una estructura dramática previsible, unos secundarios funcionales y un ritmo pausado que confunde la calma con la falta de pulso narrativo.

Y sin embargo, entre tanta uniformidad, brilla un nombre propio: Jean-Pierre Darroussin. El veterano actor francés interpreta al padre de Juliette, un personaje estrambótico, ajeno a toda lógica y lleno de ternura torcida. En medio de una historia que apenas levanta el vuelo, Darroussin aporta el desconcierto necesario, esa nota disonante que dota de humanidad real a una partitura demasiado afinada. Su sola presencia justifica buena parte del metraje y se convierte, sin lugar a dudas, en el elemento más memorable de la función.

Visualmente, la película tampoco arriesga. La fotografía de Brice Pancot apuesta por los tonos cálidos y la luz natural, reforzando la idea de un hogar idealizado que no termina de hacerse carne. La música de Bertrand Belin acompaña sin molestar, como si también ella supiera que aquí lo importante es no incomodar.

Juliette en primavera se deja ver sin dolor, pero también sin huella. Es una de esas películas que transitan el festival sin levantar polvo y aterrizan en la cartelera como una brisa pasajera. Tiene encanto, sí. Tiene buenas intenciones, también. Pero el cine necesita más que eso: necesita emoción, riesgo, vida. 
Y aquí todo suena demasiado escrito, demasiado correcto. Demasiado noño, en suma Juliette en primavera deja la sensación constante de déjà vu.

NOTA 4 5/10

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