viernes, 20 de junio de 2025

ECHO VALLEY

Dirección: Michael Pearce
Guion: Brad Ingelsby
Reparto: Julianne Moore, Sydney Sweeney, Domhnall Gleeson
Producción: Scott Greenberg, Brad Ingelsby, Ridley Scott
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Benjamin Kracun
Montaje: Úna Ní Dhonghaíle
Distribuidora: Apple TV. 
An̈o: 2025
Título Original: Echo Valley 
Estreno En España: 13/06/25
Género: Drama, Thriller 
Duración; 101 Minutos. 

ARGUMENTO. 
Kate es una madre que trata de reconducir su relación con su problemática hija Claire. La situación se vuelve crítica cuando Claire aparece sin avisar en casa de Kate, histérica y cubierta de la sangre de otra persona. A medida que Kate trata de desvelar la terrible verdad de lo sucedido, descubrirá hasta qué punto puede llegar una madre para tratar de salvar a su hija.

CRÍTICA 
En Echo Valley, el británico Michael Pearce –a quien ya conocíamos por su debut con Beast– se adentra esta vez en suelo americano para ofrecernos un thriller de cámara baja, de esos que se cocinan a fuego lento pero que, cuando prenden, lo hacen con fuerza. Aquí no hay grandes giros de guion ni pirotecnia narrativa; lo que hay es verdad, contención, y un retrato poderoso sobre lo que una madre puede llegar a hacer por su hija cuando la vida se tambalea

Julianne Moore encarna a Kate, una mujer que vive aislada en una granja de doma de caballos, lejos del ruido del mundo. Allí intenta recomponer su vida tras una tragedia reciente. La aparición repentina de su hija Claire (una notable Sydney Sweeney), con restos de sangre y temblando de pánico, activa todos los resortes emocionales del personaje y nos sumerge de lleno en una historia en la que el suspense va creciendo de forma constante.

Lo que en un primer momento parece un drama íntimo sobre la redención y la maternidad, se transforma en un thriller rural en el que el paisaje tiene tanto peso como los silencios entre los personajes. Pearce demuestra aquí una solvencia notable en la dirección de actores, pero sobre todo en el manejo de la tensión. Cada escena en Echo Valley parece tener una cuenta atrás invisible. La calma del campo contrasta con el nervio latente en los rostros de sus protagonistas. Nada es gratuito, todo tiene un porqué.

Julianne Moore, como es habitual, está estupenda. Desde la contención hasta el estallido, pasando por la culpa, el miedo o el sacrificio, todo está medido con precisión milimétrica. Pero lo realmente valioso es cómo consigue que el espectador se alinee emocionalmente con sus decisiones, incluso cuando estas pueden ser moralmente cuestionables. En este sentido, Echo Valley recuerda a esos relatos clásicos sobre madres coraje, pero sin el trazo grueso del melodrama

La escritura de Brad Ingelsby (responsable también de Mare of Easttown) sabe explorar bien el alma rota de sus personajes sin caer en lo explicativo. La relación entre madre e hija se construye a través de gestos, miradas y heridas compartidas. Y cuando irrumpe el crimen, no lo hace como excusa argumental, sino como catalizador de las emociones reprimidas.

La música de Hildur Guðnadóttir –tan sutil como poderosa– y la fotografía de Benjamin Kracun terminan de redondear una película que, sin reinventar el género, lo honra. El tono sobrio, casi crepuscular, es un acierto más en este puzle de emociones fuertes y dilemas morales.

Echo Valley es un thriller contenido y elegante, con alma de drama rural y espíritu de western emocional. Michael Pearce firma una de esas películas pequeñas en apariencia pero enormes en su carga emocional. Una historia sobre la maternidad, la culpa y la capacidad de proteger a quienes amamos, cueste lo que cueste. Una película que se ve con el corazón encogido y que demuestra, una vez más, que Julianne Moore sigue siendo una fuerza imparable frente a la cámara.

NOTA 7/10


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