Dirección: Carlos Sedes
Guion: Ramón Campos, Gema R. Neira, Jon de la Cuesta, David Orea, Javier Chacártegui
Reparto: Ivana Baquero, Tristán Ulloa , Carmen Machi , Álex Gadea, Javier Godino, Aixa Villagrán, Eduardo Rosa, Pedro Casablanc, Pepe Ocio
Producción: Bambú Producciones
Productor ejecutivo: Ramón Campos.
Música: Adrian Foulkes, Federico Jusid
Distribuidora: Netflix
Año: 2025
Título Original: La Viuda Negra
Estreno En España: 30/05/25 en plataformas Netflix
Género: Drama, Thriller
Duración: 122 Minutos
ARGUMENTO
Basada en la historia del caso conocido como la "viuda negra de Patraix". En agosto de 2017 aparece el cadáver asesinado de un hombre en un aparcamiento de Valencia, acuchillado siete veces. Todo apunta a un crimen pasional. El Grupo de Homicidios de la ciudad, con una veterana inspectora al frente, arranca una investigación a contrarreloj que pronto los conduce a una sospechosa que nadie esperaba: Maje, la joven viuda, dulce y serena, que llevaba casada con la víctima menos de un año
CRÍTICA
La Viuda Negra nos habla de el asesinato de Patraix, una crónica de una mentira premeditada. Un film que aunque le cueste sacarse su envoltorio de TV movie , estamos ante un producto más que solvente y sobre todo entretenido.
Carlos Sedes, uno de los directores más eficaces de la factoría Bambú Producciones, vuelve a sumergirse en el thriller psicológico con La viuda negra, un true crime que evita la trampa del sensacionalismo para centrarse en la anatomía emocional del crimen. Inspirada en el escalofriante caso real de la llamada “viuda negra de Patraix”, esta película estrenada en Netflix sabe conjugar el suspense narrativo con un estudio de personajes contenido y afilado
Desde su primera secuencia, Sedes nos sitúa en un tablero donde nada es lo que parece. La cámara se desliza con elegancia entre declaraciones, recuerdos difusos y silencios cargados de tensión. Más que relatar el crimen —que ya conocemos por titulares y documentales—, el director opta por diseccionar su preparación y su justificación emocional. Y en eso radica gran parte de su mérito.
La película está sostenida por un reparto muy bien armado, pero hay que detenerse especialmente en dos interpretaciones. Carmen Machi, en el papel de una inspectora que lleva el peso moral del relato, borda un personaje sin aspavientos. No es la heroína clásica, sino una figura curtida, observadora, casi maternal en su forma de manejar la complejidad del caso. Machi, lejos de sus registros más conocidos, demuestra aquí una contención admirable, plena de matices.
Pero la auténtica revelación es Ivana Baquero. Su "Maje" es un cóctel de dulzura impostada y ambición gélida. Baquero no imita a la figura real, sino que la reinterpreta con una ambigüedad que incomoda y fascina. Su mirada es un misterio constante. En cada escena se intuye algo más detrás de su fachada, y eso hace que el espectador no pueda apartar los ojos de ella. Su trabajo es, sin duda, el pilar emocional y psicológico del film.
Tristán Ulloa, por su parte, encarna con convicción a un Salvador Rodrigo lleno de sombras. Su papel, entre la sumisión emocional y la rabia contenida, funciona como espejo distorsionado de la protagonista
Narrativamente, La viuda negra apuesta por tres visiones donde en cada uno de ellas vemos la moralidad de nuestra personajes, luego avanza con estructura en espiral: comienza con lo evidente y va descendiendo a lo oculto. El guion, firmado por un equipo experto en el thriller televisivo, sabe administrar la tensión sin caer en clichés ni artificios. Aquí no hay flashbacks grandilocuentes ni efectos de montaje innecesarios: todo avanza desde la palabra, desde la confesión, desde las grietas.
Sedes confía en la fuerza del relato y en la verdad de los actores. La fotografía refuerza esa atmósfera asfixiante que convierte las casas y comisarías en escenarios psicológicos más que físicos. Todo está contado con la pausa necesaria para que el espectador no sólo entienda lo que ocurrió, sino cómo se fue gestando.
La viuda negra es una de esas películas que demuestra que el true crime puede ser más que reconstrucción. Aquí hay cine, del bueno. Carlos Sedes entrega una obra sólida, austera y profundamente inquietante, que no necesita del exceso para retenernos pegados al sofá. El film logra lo más difícil: convertir un caso mediático en una tragedia íntima y universal.
Con un reparto en estado de gracia y una puesta en escena sobria pero efectiva, esta película confirma que la crónica negra española aún guarda muchas historias por contar... si se cuentan así de bien.
NOTA 7,5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.