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martes, 8 de julio de 2025

LAS MARGARITAS

Dirección: Věra Chytilová
Guion: Věra Chytilová, Ester Krumbachová
Reparto: Ivana Karbanová, Jitka Cerhová, Julius Albert, Jan Klusák
Fotografía: Jaroslav Kučera
Música: Jiri Sust Jiri Slitr 
Montaje: Miroslav Hájek
Diseño de producción: Ester Krumbachová
Distribuidora: Atalante 
An̈o: 1966
Título Original  Sedmikrásky (Daisies
Estreno En España: 29/11/24 en cines y 04/07/25 en plataformas Filmin
Género: Drama,  Experimental
Duración: 76 Minutos 

ARGUMENTO 
Dos chicas jóvenes concluyen, mientras toman el sol en bikini, que "si en este mundo todo está corrompido, estaremos corrompidas nosotras también". Así se activa el mecanismo que pone en marcha la película: una tras otra, se irán produciendo escenas inconexas en las cuáles las dos protagonistas juegan a ser malas con su entorno. Engañan a hombres maduros para comer gratuitamente, escriben y dibujan en las paredes de su casa, improvisan un baile en un cabaret para boicotear el número que está en escena, engullen y despedazan los manjares de un banquete preparado para otros. Una película que rompe toda linealidad narrativa empleando la técnica del collage, tanto a nivel visual como auditivo

CRÍTICA 
Considerada una de las grandes obras del cine feminista del último siglo, "Las margaritas" es una sátira rebelde y visualmente deslumbrante con la que Vera Chytilová desafió todas las normas de la época.

Cuando el mundo parece estar echado a perder, dos jóvenes incontrolables se embarcan en una serie de travesuras en las que nada —la comida, la ropa, los hombres, la guerra— se toma en serio. Con una vitalidad y desparpajo que no tiene límites, Marie I y Marie II matan su aburrimiento aprovechándose de hombres mayores que las invitan a deliciosos banquetes, saboteando espectáculos públicos y haciendo añicos todo lo que se les pasa por la cabeza, en una odisea cada vez más desenfrenada y surrealista de glotonería, destrucción vertiginosa, y resistencia antipatriarcal en la Checoslovaquia de los años 60

Hay películas que nacen como gritos de rebelión y que, por el contexto en el que surgen, adquieren una dimensión icónica que trasciende lo puramente cinematográfico. Las Margaritas de Věra Chytilová fue, sin duda, una de esas obras. En plena efervescencia de la nueva ola checa, Chytilová entrega en 1966 una pieza desbordante de forma, libre hasta el delirio, un auténtico puñetazo feminista lanzado desde la sátira más lúdica y anárquica. Una obra en su tiempo provocadora, refrescante y rompedoramente incómoda.
Sin embargo, el tiempo también pasa para el cine más revolucionario. Lo que ayer fue escándalo, hoy puede ser simple anécdota. Y en el caso de Las Margaritas, el peso del tiempo se nota más de lo que a muchos les gustaría reconocer. Es cierto que aún pervive ese espíritu gamberro, la pulsión iconoclasta que invita a destruirlo todo —el patriarcado, la lógica narrativa, el lenguaje visual tradicional— pero también es cierto que la propuesta puede resultar hoy más agotadora que estimulante, más desordenada que sugerente

Las dos protagonistas, María I y María II, se dedican a recorrer el mundo con la única intención de reírse de él. Seducen a hombres mayores, se atiborran de comida, bailan sobre los restos de una mesa puesta, rompen con todo sentido de la norma... y el espectador queda en medio de ese vendaval que mezcla animación, montaje de choque, virajes cromáticos y un sentido del humor decididamente dadaísta. Es, sin duda, un artefacto visual fascinante, aunque tan reiterativo como irregular.
Chytilová plantea una suerte de nihilismo juguetón que, en su momento, funcionó como una bomba de relojería contra los mandatos del régimen comunista checo y contra la mirada pasiva que el cine tradicional otorgaba a la mujer. Pero vista desde la óptica actual, la película ya no escandaliza ni subleva. Su discurso feminista, aunque fundacional, se antoja superficial si lo comparamos con propuestas posteriores más elaboradas y menos centradas en el puro gesto provocador

En definitiva, Las Margaritas es una pieza de museo, un hito innegable en la historia del cine experimental europeo, pero también una película cuya vigencia ha menguado notablemente. Para el espectador actual, especialmente si no está familiarizado con los códigos del cine vanguardista de los años 60, puede resultar más un experimento agotador que una experiencia reveladora.

NOTA 3,5/10

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