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jueves, 3 de julio de 2025

KOLN 75

Dirección: Ido Fluk 
Guion: Ido Fluk 
Producción: Sol Bondy, Fred Burle 
Productoras: One Two Films, Extreme Emotions, Gretchenfilm, MMC Studios Köln, Lemming Film België, entre otras 
Reparto: Mala Emde, Susanne Wolff, John Magaro, Michael Chernus, Alexander Scheer, Ulrich Tukur, Jördis Triebel, Shirin Lilly Eissa, Leo Meier, Daniel Bett
Música: Stefan Rusconi y Hubert Walkowski 
Fotografía: Jens Harant 
Montaje: Anja Siemens 
Distribuidora: Selecta Visión 
Año: 2025
Título Original: Koln 75
Estreno En España: 11/07/25
Género: Drama,  Músical 
Duración: 116 Minutos 

ARGUMENTO 
La verdadera historia de Vera Brandes, icono adolescente de la escena musical de Colonia en los años 70, que lo arriesgó todo para organizar el mayor concierto en solitario de la historia de la música: el legendario Concierto de Colonia de Keith Jarrett.

CRÍTICA 
Hay películas que no solo reconstruyen hechos históricos, sino que capturan un espíritu, una emoción, una vibración que, medio siglo después, sigue resonando. Köln 75 de Ido Fluck es una de ellas. Lejos de ser un biopic académico o una simple recreación de archivo, el filme se erige como una emocionante oda al jazz y al poder transformador de la música en un tiempo donde el ruido parecía haber desplazado al alma
El cine musical ha sido siempre terreno resbaladizo: fácil caer en la trampa del academicismo o, peor aún, en la postal sonora sin alma. Pero cuando aparece una propuesta como Köln 75, uno no puede más que rendirse ante lo evidente: estamos ante una de esas películas que entienden la música no como acompañamiento, sino como experiencia vital.

Ido Fluk, cineasta israelí afincado en Alemania, da un salto de madurez brutal con este film: un relato contenido pero vibrante que reconstruye la gestación de uno de los conciertos más míticos del siglo XX —el Köln Concert de Keith Jarrett— desde una perspectiva que sorprende por su inteligencia y calidez emocional
Porque si bien el magnetismo del pianista estadounidense está presente —y John Magaro lo encarna con sobriedad y sin caer en la imitación vacía—, el auténtico corazón de la película es Vera Brandes. Una adolescente alemana de 17 años que, en pleno 1975, se empeña en llevar el jazz a un espacio tan formal y elitista como la Ópera de Colonia. Una joven que lucha contra el esnobismo institucional, la condescendencia masculina y los problemas logísticos, para ofrecer al mundo algo que aún no sabía que necesitaba.

Mala Emde está descomunal. Su Vera no es una heroína de cartón, sino una joven tozuda, frágil, emocionada, que atraviesa el relato con una mezcla de ternura y furia silenciosa que remueve al espectador. En sus gestos, en su mirada, entendemos todo lo que significa creer en la música como acto de resistencia.
La película avanza como una partitura: tiene introducción, desarrollo y clímax. Pero lo hace sin estridencias, con la serenidad de quien confía en el material que tiene entre manos. La dirección de Fluk es elegante, casi invisible, y eso la hace más poderosa. El montaje de Anja Siemens marca un tempo justo, sin prisas, dejando que las emociones respiren. Y la fotografía de Jens Harant nos transporta a una Alemania aún gris, aún rígida, donde cada nota de jazz suena como una pequeña revolución

Köln 75 no necesita adornos. De hecho, su mayor virtud es la sencillez con la que construye un relato lleno de capas. La música —el alma de la película— aparece en su tramo final con una carga casi mística. El concierto, con el piano desafinado y las condiciones adversas, es más que un acto artístico: es la prueba de que el arte verdadero nace muchas veces del caos.

No es una película complaciente. Ni para los amantes del jazz, ni para los cinéfilos ávidos de grandes gestos. Es un filme que se cuece a fuego lento, como los grandes discos. Un homenaje a quienes creen, a quienes insisten, a quienes, como Vera, empujan el mundo con convicción y una sonrisa tímida

Quizás Köln 75 no tenga ruido mediático. Pero su eco es profundo. Como el último acorde sostenido de Jarrett en Colonia, se queda contigo, vibrando, mucho después de que se enciendan las luces.
Koln 75 es una joya que no grita, pero emociona. Cine que se escucha, cine que se siente. Imprescindible

NOTA 9/10



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