jueves, 3 de julio de 2025

INFILTRADA EN EL BUNKER

Dirección: Pablo de la Chica  
Guion: Pablo de la Chica  
Reparto: Goize Blanco Santiago Cardelús, Juan Portillo, Teresa Soria Ruano
Producción ejecutiva: Marias Recarte, Rosaura Romero, David Casas Riesco, Fernando Lueches  
Productoras: Amazon MGM Studios, Salon Indien Films, En Cero Coma (Fremantle)
Música: Alberto Torres
Fotografía Nacho Penche, Willy Jauregui
Distribuidora: MGM
Año: 2025
Título Original: Infiltrada En El Bunker 
Estreno En España: 27/06/25
Género: Documental  Thriller 
Duración: 95 Minutos 

ARGUMENTO 
‘Infiltrada en el búnker’ cuenta la historia de Carlota Saorsa (nombre ficticio), una loba solitaria que lo sacrificó todo por mostrar al mundo la cruda realidad vivida durante dos años dentro de un laboratorio de experimentación animal. Su investigación, dentro de lo que ella acabó bautizando como «el búnker», se plasma en cientos de horas de material grabado con cámara oculta que muestran gran sufrimiento animal. Infiltrada en el búnker es un thriller que pone al descubierto la infiltración más larga en un laboratorio farmacéutico en el mundo, y arroja luz sobre un debate social ineludible: el del uso de animales en la experimentación científica.

CRÍTICA 
Hay películas que uno ve. Otras, simplemente, las sobrevive. Infiltrada en el búnker, el nuevo y contundente documental de Pablo de la Chica, pertenece sin duda al segundo grupo. No es una experiencia cinematográfica al uso, ni lo pretende. Es un puñetazo emocional, una llamada urgente a la conciencia, una sacudida ética que duele —y debe doler— para dejar huella

Narrado como si de un thriller de espionaje se tratara, el filme nos pone en la piel de una joven activista infiltrada durante casi dos años en el laboratorio Vivotecnia, ubicado en Tres Cantos (Madrid), donde se llevan a cabo experimentos con animales. Lo que la cámara —oculta— capta es tan estremecedor como innegable. Imágenes atroces de crueldad cotidiana convertida en procedimiento. Rutina envuelta en violencia. Y silencio. Mucho silencio.

Lo que destaca De la Chica —y eso es mérito mayor— no es solo la crudeza del material, que por sí solo ya justificaría el valor del proyecto, sino cómo lo convierte en relato. La película encuentra un equilibrio admirable entre la denuncia, la tensión narrativa y el retrato humano de una protagonista anónima que arriesga todo —su estabilidad, su integridad, su salud mental— por sacar a la luz aquello que no queremos ver. La voz de Carlota Saorsa (interpretada por Goize Blanco), da cuerpo a una historia real que parece ficción distópica. Pero no lo es. Y ahí reside su fuerza.

En la línea de aquellos documentales que no buscan gustar, sino perturbar (Earthlings, The Cove, Dominion…), Infiltrada en el búnker se revela como un testimonio urgente y necesario sobre una práctica avalada por legislación pero moralmente indefendible. La mirada del director, sin embargo, no cae en el amarillismo ni en el morbo fácil. Todo lo contrario. La cámara observa desde la resistencia, no desde el espectáculo. Nos empuja, sí, pero sin manipularnos.

El montaje de Ángel Cabrera articula con precisión la tensión constante que vive la protagonista, alternando grabaciones reales con recreaciones, testimonios y reflexiones. El tempo narrativo nunca decae. Cada escena duele más que la anterior. Y no porque suba el volumen de lo mostrado, sino porque el espectador va comprendiendo, a cada paso, que esto no es un caso aislado. Es sistema.

Pablo de la Chica se confirma aquí como un cineasta comprometido, capaz de manejar la imagen como herramienta de intervención social sin perder el pulso cinematográfico. Su mirada, incómoda pero honesta, es la de alguien que no tiene miedo a incomodar si eso significa despertar. Y eso, en tiempos de anestesia colectiva, es casi un acto revolucionario.

Difícil de ver. Imposible de ignorar. Infiltrada en el búnker no solo denuncia una realidad. La documenta con nombres, fechas y gestos. Y lo hace con el rigor del periodismo de investigación y la potencia del cine que no olvida su responsabilidad

Porque hay heridas que necesitan ser mostradas para empezar a sanar.
Infiltrada  En El Bunker es un documental tan incómodo como necesario. Cine de denuncia en estado puro, con ética, con alma y con una protagonista real que dignifica la palabra valentía

NOTA 7/10






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