Director: Flying Lotus
Guion: Jonni Remmler
Reparto: Eiza González, Aaron Paul, Iko Uwais, Kate Elliot, Beulah Koal, Flying Lotus
Productores: Matthew Metcalfe, Nate Bolotin
Productor ejecutivo: Neill Blomkamp
Fotografía: Richard Bluck
Montaje: Bryan Shaw
Música: Flying Lotus
Productoras: XYZ Films, GFC Films, Brainfeeder Film
Distribuidora; MGM
Año: 2025
Título Original: Ash
Estreno En España: 24/04/25 en plataformas Prime Video
Género: Ciencia ficción, Terror
Duración: 95 Minutos
ARGUMENTO
En el misterioso planeta Ash, Riya se despierta y descubre que su tripulación ha sido masacrada. Cuando un hombre llamado Brion llega para rescatarla, se desata un calvario de terror psicológico y físico mientras Riya y Brion deben decidir si pueden confiar el uno en el otro para sobrevivir
CRÍTICA
Hay películas que, sin revolucionar el género, saben jugar con sus piezas y nos ofrecen un producto que, sin ser brillante, se disfruta como experiencia. Ash, el nuevo trabajo de Flying Lotus, ese artista multidisciplinar que ya coqueteó con el lenguaje audiovisual en Kuso, se interna ahora en los pantanos del terror psicológico y la ciencia ficción espacial con un relato que se mueve entre el homenaje y la alucinación.
Desde los primeros compases Ash nos sitúa en un planeta lejano y volcánico donde algo terrible ha sucedido. Y ahí, entre niebla tóxica, cuerpos calcinados y estructuras abandonadas, la astronauta Riya Ortiz (Eiza González) despierta sin saber quién es ni qué ha pasado. Poco a poco irá reconstruyendo los hechos junto al misterioso Brion (Aaron Paul), pero el director no se lo pone fácil al espectador. Las respuestas no llegan de golpe. Flying Lotus opta por ir dejando migas de pan que invitan más a la interpretación que a la certeza
La sombra de Ridley Scott y su Alien sobrevuela toda la cinta. El uso del espacio como enemigo, la tensión del fuera de campo, la sensación de que algo acecha más allá de lo que vemos… están ahí. Pero Ash no busca el susto ni el efectismo. Lo suyo es el desconcierto, la incomodidad que emana de no saber si lo que vemos es real o producto de una mente afectada por un entorno hostil… o por algo peor.
Visualmente, es un festín: hay composiciones potentes, luces de neón que atraviesan lo orgánico y lo metálico, y una atmósfera densa que se clava en la piel. La música, firmada por el propio Flying Lotus, es hipnótica, casi una prolongación del delirio que viven sus personajes. Como director, demuestra un gran control de tono y una admirable capacidad para crear mundo. Pero también se nota que es más estilista que narrador..
Porque si algo lastra Ash es su ritmo. La película se toma su tiempo y no siempre consigue mantener la tensión. El guion, escrito por Jonni Remmler, plantea ideas interesantes —la identidad, el trauma, la naturaleza del mal— pero las desarrolla de forma dispersa. El giro final (más perturbador que impactante) puede desconcertar a quien espere una estructura clásica.
Las interpretaciones cumplen sin deslumbrar. González está correcta, aunque su personaje pide más fisicidad y menos contención. Paul, por su parte, tiene la mirada justa entre lo protector y lo siniestro, aunque su rol juega con ambigüedades que no terminan de cuajar del todo
Y sin embargo, a pesar de sus fallos, Ash es un film honesto. No pretende gustar a todo el mundo ni ofrecer respuestas masticadas. Se alinea con ese cine fantástico que exige al espectador y que prefiere sugerir antes que subrayar. Una propuesta atmosférica, asfixiante, de esas que se sienten más que se entienden
No cambiará nuestras vidas, como tampoco lo hacía Under the Skin o The Signal, pero nos recuerda que aún hay cineastas que apuestan por la inquietud y la rareza en tiempos de fórmulas prefabricadas. Y eso, desde este rincón cinéfilo llamado Séptimo Escenario, siempre lo celebramos
Ssh es una película para amantes del fantástico psicológico, del terror sugerente y de los relatos que huelen a azufre y soledad
NOTA 5,5/10
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