RONDALLAS

Dirección: Daniel Sánchez Arévalo. 

Guion: Daniel Sánchez Arévalo

Reparto" Javier Gutiérrez; María Vázquez; Judith Fernández; Tamar Novas; Carlos Blanco; Fer (Fernando) Fraga; Xosé A. Touriñán; Marta Larralde; Lola López Rodríguez; Marcos Pereiro; Irene de Anta; Andrea Reiriz; David Pardomo;

Música: Federico Jusid. 

Fotografía: Rafa García. 

Montaje: Miguel Sanz. 

Sonido: Jaime Barros

Distribuidora; Beta Fiction Spain 

Año; 2025

Título Original:Rondalla 

Estreno En España: 01/01/26

Género: Drama , Comedia 

Duración: 112 Minutos 

ARGUMENTO 

Dos años después del trágico naufragio de un barco pesquero que sacudió a un pequeño pueblo marinero gallego, algunos miembros de la rondalla —una agrupación de música tradicional en la que participan desde niños hasta ancianos— deciden que ya es hora de recuperar la ilusión y dejar el luto atrás. Por ello vuelven a unirse para ponerla en marcha con la intención de competir en un concurso contra los pueblos vecinos, pero, sobre todo, de empezar a mirar hacia delante de nuevo. 

CRÍTICA 

Hay películas que no necesitan gritar para emocionarnos. Rondallas, el nuevo y más personal trabajo de Daniel Sánchez Arévalo, pertenece a ese pequeño grupo de filmes que se ganan al espectador desde la honestidad, la sencillez bien entendida y un cariño palpable por sus personajes. Un filme entrañable y precioso que ensalza la amistad, el compañerismo y, por qué no, también el amor. Una de esas historias que se ven con una sonrisa permanente… aunque en más de una ocasión también

Sánchez Arévalo nos sitúa en un pequeño pueblo marinero gallego que todavía arrastra las heridas del trágico naufragio ocurrido años atrás. Tal y como nos narra el director un grupo de vecinos —niños, adultos y ancianos— intenta recuperar la ilusión reorganizando la rondalla, esa agrupación musical que siempre fue el latido del pueblo. No sólo quieren competir en un certamen contra los pueblos vecinos: quieren volver a ser comunidad, reconstruirse, demostrar que la música puede arreglar lo que la vida desgarra.

La película es una oda a esa unión colectiva, a la capacidad de un pueblo para levantarse desde el dolor y seguir adelante. Y en ese sentido, el director encuentra oro en los escenarios naturales, rodados con una sensibilidad visual exquisita. La Galicia que muestra Rondallas no es postal turística ni decorado forzado: es territorio emocional, espacio vivo que abraza a los personajes y les da cobijo. Hay planos que respiran verdad, con esa luz atlántica que parece mezclarse con la nostalgia.

El reparto funciona como un organismo perfecto. Javier Gutiérrez, María Vázquez, Tamar Novas, Judith Fernández y compañía ofrecen interpretaciones llenas de humanidad y calidez, sin aspavientos, sin artificio. Son rostros que transmiten más con una mirada que con un monólogo, y eso es exactamente lo que la película necesita. Da la sensación de que todos están viviendo más que interpretando, y ese es uno de los mayores triunfos del filme.

Y como buena producción de Sánchez Arévalo, no falta ese toque de humor cotidiano que surge de la vida misma, nunca impostado. Una risa que no rompe la emoción, sino que la acompaña.

Parte del reparto contó que durante la preparación de las escenas musicales participaron en ensayos reales con rondallas gallegas. Según trascendió, en una de estas sesiones los músicos del pueblo terminaron enseñando a parte del elenco a tocar piezas tradicionales, creando un ambiente tan auténtico que varias de esas interpretaciones acabaron inspirando ajustes del guion. Incluso se dice que el director, emocionado, decidió ampliar una escena coral porque la energía del grupo “no cabía” en lo que inicialmente estaba escrito 

Al final, Rondallas no pretende ser compleja ni reinventar nada. Su fuerza reside en su verdad y en su capacidad para tocar algo hondo sin necesidad de alzar la voz. Es una película que se siente y se vive, hecha desde el cariño hacia la gente común y hacia esos pequeños gestos —un abrazo, una canción, un paso adelante— que te recuerdan que, incluso tras la peor tormenta, siempre hay un motivo para reencontrarse y seguir.Una de esas obras que, al salir del cine, te reconcilian un poquito con el mundo

NOTA7,5/10.