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viernes, 26 de diciembre de 2025

ABA Y SU BANDA

Director: Humberto Avelar
Guion: Silvia Fraiha, Sylvio Gonçalves, Daniel Fraiha
Reparto: Animación 
Fotografía: Animación Studio Z
Música: André Mehmari
Sonido: Ultrassom Music Ideas 
Distribuidora: Reverso Films 
Año: 2024
Título Original: Abá e Sua Banda
Estreno En España: 25/12/25
Género: Animación,  Familiar 
Duración: 84 Minutos 

ARGUMENTO 
Abá Y Su Banda es una aventura musical que sigue a Abá, un joven príncipe del Reino del Pomar que sueña con convertirse en músico y tocar en el gran Festival de la Primavera. A pesar de sus responsabilidades reales y la desaprobación de su padre, Abá se escapa del castillo con sus amigos —incluida Ana, una talentosa baterista, y Juca, su amigo de infancia— para formar una banda y perseguir su sueño. En el camino, deberán enfrentarse al malvado Don Coco, quien quiere eliminar la diversidad del Pomar, poniendo en riesgo la música, la naturaleza y la unidad del reino.

CRÍTICA 
Abá y su Banda llegó al Festival de Sitges 2024 casi de puntillas, sin el ruido mediático de otros títulos animados más ambiciosos, y quizá por eso mismo se ganó algo muy valioso: la complicidad del público. A la salida de la sala, las sonrisas eran sinceras. No tanto por haber asistido a una obra memorable, sino por la agradable sensación de haber pasado un buen rato en un certamen dominado, muchas veces, por propuestas más ásperas o radicales.

La película dirigida por Humberto Avelar se mueve en terrenos conocidos. La historia no engaña a nadie: un heredero al trono que no quiere ser rey, sino músico, y que decide romper con lo establecido para seguir su verdadera vocación. Un punto de partida clásico, casi de manual, que aquí se reviste de un universo colorista y musical, poblado por frutas antropomórficas que conviven en armonía en el Reino del Pomar. Un mundo amable, de líneas claras, pensado sin complejos para el público infantil, pero que no resulta irritante para el adulto que acompaña.

La trama nos presenta a Abá, joven príncipe destinado a gobernar, que sueña con tocar en el Festival de la Primavera junto a su banda. En su huida del castillo y de las obligaciones reales, se encontrará con amigos, enemigos y, sobre todo, con la necesidad de defender la diversidad y la convivencia frente a quienes desean imponer un orden uniforme y sin música. Solidaridad, amistad, respeto por la naturaleza y libertad creativa son los pilares de un relato de mensaje transparente y directo.

Es cierto que no estamos ante uno de los títulos más recordados del Sitges 2024, ni por riesgo formal ni por profundidad narrativa. Su discurso ecologista y solidario es tan noble como previsible, y la estructura del relato avanza por caminos demasiado transitados. Además, la película se siente algo alargada, especialmente en su tramo final, donde el metraje parece estirarse más de lo necesario y uno acaba esperando el desenlace con cierta paciencia.

Sin embargo, Abá y su Banda juega a su favor una baza importante: el ritmo. Las canciones —verdadero motor del filme— mantienen viva la propuesta y dotan al conjunto de una energía constante. Puede que no todas sean memorables, pero construyen un universo musical coherente y ayudan a que la película “aguante el trámite” sin caer en el tedio. En un panorama de animación cada vez más homogéneo, se agradece que apueste por una identidad propia, aunque sea modesta.

El director Humberto Avelar también presta su voz a uno de los villanos, un detalle poco habitual que refuerza el carácter casi artesanal del proyecto. Además, la producción contó con la participación de músicos brasileños reconocidos, buscando que la banda sonora tuviera un peso real y no meramente decorativo, algo que se percibe en la variedad de estilos musicales que atraviesan la película.

En definitiva, Abá y su Banda es una película que no molesta, no abruma y no pretende ser más de lo que es. Un entretenimiento honesto, con mensajes claros para los más jóvenes y un envoltorio musical simpático. Puede que el tiempo la relegue al cajón de los títulos olvidables del festival, pero durante su proyección cumple su cometido: hacernos salir de la sala con una sonrisa y la sensación de haber visitado, aunque sea por un rato, un pequeño mundo mágico donde la música todavía importa.

NOTA 6/10

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