Director: E. L. Katz
Guion: Simon Barrett
Reparto: Samara Weaving, Vic Carmen Sonne, Nathan Stewart-Jarrett, Katariina Unt,Sebastian Bull Sarning, Eero Milonoff,Vincent Willestrand,Peter Christoffersen,Rea Lest,Phong Giang,Sonia Roszczuk,Valentin Tszin,Karen Bengo,Johhan Rosenberg
Fotografía: Mart Taniel
Montaje: Ben Baudhuin
Música: Tóti Guðnason,Toti Gudnason
Producción: Carlos Laszlo
Director de casting: Mark Bennett
Distribuidora: Shudder
Año: 2024
Título Original: Azrael
Estreno En España: 25/10/24 en plataformas AMC Plus y Planet Horror
Género: Acción, Terror
Duración; 86 Minutos
ARGUMENTO
En un mundo en el que nadie habla, una comunidad liderada por mujeres persigue a Azrael, una joven que ha escapado de su reclusión. Azrael está destinada a ser sacrificada para apaciguar a un antiguo demonio ancestral que reside en lo más profundo de las tierras salvajes que la rodean
CRÍTICA
El cine fantástico y de terror siempre ha encontrado en el Festival de Sitges un escaparate ideal para dar a conocer propuestas arriesgadas y, sobre todo, diferentes. Azrael es una de esas películas que, desde su mismo planteamiento, juega con lo inesperado: un mundo en el que nadie habla y en el que el silencio no es solo una elección estética, sino un elemento narrativo que marca el ritmo de la historia.
E.L. Katz, de la mano del guionista Simon Barrett, construye un relato que mezcla acción, suspense y un trasfondo ritual ancestral que nos traslada a un terreno tan inquietante como atractivo. La trama es sencilla pero efectiva: una comunidad dominada por mujeres persigue a Azrael, una joven destinada al sacrificio para calmar a un demonio que habita en las profundidades del bosque. A partir de ahí, lo que se desencadena es una huida desesperada, un viaje físico y emocional en el que el espectador apenas tiene respiro
La gran baza de la película es Samara Weaving, absolutamente magnética en un papel que le exige tanto presencia física como capacidad expresiva en ausencia de diálogos. Su interpretación sostiene buena parte de la tensión y permite que la cinta nunca pierda el ritmo, algo fundamental en una propuesta que apuesta por el silencio como motor narrativo.
Visualmente, Azrael es poderosa: la fotografía de Mart Taniel saca todo el partido a unos paisajes agrestes que se convierten en escenario perfecto para la persecución y para el enfrentamiento con lo sobrenatural. La violencia, contundente y explícita, no se esconde, y el film aprovecha ese tono descarnado para reforzar su atmósfera ritual y opresiva.
No estamos ante una película compleja ni especialmente innovadora en lo argumental, pero sí ante un filme que sabe muy bien qué quiere contar y cómo hacerlo. Y lo logra: mantiene la tensión, entretiene y ofrece un espectáculo visual y físico que conecta directamente con el público que busca adrenalina y nervio en la butaca..En definitiva, Azrael es cine de género en estado puro: directo, intenso y con una protagonista que brilla con luz propia. Una de esas propuestas que en Sitges se disfrutan con la piel erizada y la mirada clavada en la pantalla, sabiendo que lo que se nos ofrece es, sencillamente, una experiencia de pura tensión cinematográfica.
NOTA 7/10
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