Dirección: Thomas Arslan
Guion: Thomas Arslan
Reparto: Mišel Matičević, Marie Leuenberger, Tim Seyfi, Alexander Fenling, , Katrin Rover, Marie-Lou Leuenberger
Fotografía: Reinhold Vorschneider
Montaje: Bettina Böhler
Música: Ola Flottum
Distribuidora: Filmin
Año: 2024
Título Original: Verbrannte Erde
Estreno En España: 25/07/25 en el AMFF 25 de Filmin plataformas
Género: Drama, Thriller
Duración 101 Minutos
ARGUMENTO
Doce años después de su huida, el delincuente profesional Trojan regresa a Berlín. Se dispone a robar un valioso cuadro en la ciudad. Pero el robo, meticulosamente planeado, pronto se sale de control
CRÍTICA
Thomas Arslan nunca ha sido un director que abrace la espectacularidad, y en Último Robo en Berlín vuelve a confirmar que el thriller no necesita giros ni adrenalina para tener peso. Aquí el robo —ese supuesto eje narrativo— no es más que una excusa narrativa, una coartada fría y distante que esconde lo que de verdad importa: la exploración minuciosa del aislamiento.
Arslan filma desde la pausa, como si cada encuadre necesitara respirar antes de mostrarse. La cámara
observa, paciente, sin intervenir. Esa frialdad visual está reforzada por una fotografía donde predomina el gris en todas sus tonalidades. Berlín no es solo el escenario: es un personaje más. Uno que no acoge ni acompaña, que se muestra distante, burocrático, casi inhumano. Como el protagonista, la ciudad se ha vuelto hermética, cerrada, esquiva
No hay tensión como tal. O al menos no en los términos habituales del género. La emoción está en lo que no se dice, en los silencios alargados, en las miradas que no buscan respuesta. El thriller se convierte aquí en una disección psicológica del desapego. Las pocas acciones criminales que vemos están rodadas sin épica, sin música, sin corte alguno que acelere el pulso. Arslan se resiste a la tentación de adornar. Sabe que su historia no está en el atraco, sino en la espera.
Por eso, quien busque emoción al uso, persecuciones o suspense clásico, no encontrará aquí acomodo. Último Robo en Berlín es una película morosa, deliberadamente anticlimática. Pero en esa decisión radical está también su fuerza. Arslan no quiere entretener: quiere observar. Quiere que sintamos el vacío existencial de un hombre que no busca redención ni compañía, solo un último gesto que le permita seguir caminando sin rumbo.
Una obra para los que aman el cine del detalle, del silencio y la mirada seca. Una propuesta que, como su protagonista, va a contracorriente. Y eso, en los tiempos que corren, también es un acto de resistencia
Un thriller contenido, áspero y silencioso que demuestra que a veces el mayor robo es emocional.
NOTA 5,5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.