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martes, 3 de junio de 2025

LA BUENA SUERTE


Dirección: Gracia Querejeta
Guion: Gracia Querejeta, María Ruiz (basado en la novela homónima de Rosa Montero)
Reparto: Hugo Silva, Megan Montaner, Miguel Rellán, Eva Ugarte, Josean Bengoetxea, Ismael Martínez, Francisca Horcajo, Álvaro Rico, Chani Martín, Daniel Vitallé 
Producción: Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky
Productoras: Tornasol Media, Arlas PC, Trianera PC AIE, Con la participación de: RTVE
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Música: Vanessa Garde
Montaje: Leire Alonso
Dirección de arte: Maite Pérez-Nievas
Dirección de producción: Iñaki Ros


ARGUMENTO 
Pablo decide bajarse del tren en la estación de un pueblo de mala muerte, comprarse un viejo y destartalado piso frente a las vías y comenzar a vivir como si no fuera el reconocido arquitecto que en realidad es. Tal vez esté huyendo de alguien, o de algo, o incluso de sí mismo. En el pueblo todo parece estancado menos Raluca, una mujer optimista abierta a las sorpresas que pueden cambiarte la vida para bien. Ella decidió confiar en su suerte, aunque la vida no siempre le presente su mejor cara.

CRÍTICA 
Gracia Querejeta siempre ha sido una directora de silencios elocuentes, de personajes marcados por la culpa, por las decisiones difíciles y por la necesidad, o no, del perdón. En La buena suerte, basada en la novela homónima de Rosa Montero, la cineasta madrileña vuelve a sus terrenos conocidos: un drama íntimo con aroma a thriller emocional, construido desde la contención narrativa y una mirada  que apuesta por la dignidad, incluso cuando todo parece roto.

Basada en la novela homónima de Rosa Montero, La buena suerte narra la historia de Pablo, un arquitecto exitoso que, de forma impulsiva, decide bajarse en una estación olvidada, en un pueblo caluroso y polvoriento, para desaparecer sin explicación. Compra un piso ruinoso frente a las vías del tren y comienza a vivir una rutina gris y aparentemente sin rumbo. Allí conocerá a Raluca, una mujer luminosa, trabajadora, con pasado complejo, que ejerce de cajera de supermercado y que ha decidido apostar por la vida, por la luz y —como sugiere el título— por la buena suerte, a pesar de que nada en su entorno la acompañe.

Gracia Querejeta vuelve a manejar el drama con su particular tono pausado, sin sobresaltos, construyendo los conflictos a fuego lento, confiando en los personajes y en los espacios vacíos que los rodean. El suspense, presente desde el primer minuto, funciona como una atmósfera constante: sabemos que Pablo arrastra algo, pero Querejeta lo revela sin prisa, sin caer en efectismos ni giros bruscos. No se trata de un thriller al uso, sino de un drama psicológico con tintes oscuros, donde el peligro se intuye más que se muestra.

Gracia Querejeta vuelve a manejar el drama con su particular tono pausado, sin sobresaltos, construyendo los conflictos a fuego lento, confiando en los personajes y en los espacios vacíos que los rodean. El suspense, presente desde el primer minuto, funciona como una atmósfera constante: sabemos que Pablo arrastra algo, pero Querejeta lo revela sin prisa, sin caer en efectismos ni giros bruscos. No se trata de un thriller al uso, sino de un drama psicológico con tintes oscuros, donde el peligro se intuye más que se muestra.

El guion —firmado por la propia Querejeta junto a María Ruiz— apuesta por lo sugerido más que por lo explicitado. Algunos espectadores podrán sentir que la película tarda en arrancar o que ciertos misterios no llegan a resolverse del todo. Pero ese es precisamente su mayor acierto: como en la vida, no todo tiene respuestas claras. La película habla del miedo, del perdón, del deseo de empezar de nuevo, y lo hace sin subrayados, sin aleccionar, con un tono sobrio pero emocionalmente certero.
A nivel visual, el trabajo de Juan Carlos Gómez en la fotografía es impecable. Los paisajes resecos del sur transmiten una sensación de aislamiento y vacío existencial que acompaña al protagonista. La música de Vanessa Garde, discreta y emotiva, subraya sin invadir. El montaje de Leire Alonso, elegante y sin artificios, refuerza el ritmo pausado pero constante del relato.

La buena suerte no es una película que impacte con fuerza inmediata. Es una historia que se posa con suavidad y permanece, como esos trenes que pasan por pueblos olvidados, dejando tras de sí una estela de humanidad. En los tiempos que corren, no es poca cosa.

NOTA 6/10




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